domingo, 17 de enero de 2016

Al alba

Una de las actividades que más me gusta de la tertulia literaria de la que formo parte es un ejercicio que hacemos para obligarnos a escribir. Uno de los miembros sube una foto a la red y todos hacemos un pequeño relato, un poema, una reflexión...lo que en ese momento nos sugiera la imagen que vemos. 
La verdad es que es interesante porque el ejercicio termina cuando se leen los textos durante la siguiente reunión. Es curioso, la misma imagen, el mismo tema, y en cambio cada uno describe una escena tan distinta, que todos intuimos que está íntimamente ligada a su estilo escribiendo, a sus recuerdos o a su forma única y exclusiva de ver la vida. Este lunes, la foto es ésta: la luna posada delante del Real Observatorio de la Armada, en el trozo de cielo que nos corresponde a la gente de San Fernando. Ahí os dejo mi pequeñita aportación por si queréis leerla. Lo he titulado "Al alba".



Foto de: Rafael Ibáñez


Al alba

Dicen que la luna es coqueta.  
Dicen que le gusta que la observen  desde detrás de los cristales.
Por eso, mientras él se ajusta las lentes de mirar al infinito, ella le baila una danza mágica de cortejo. 
Dicen que él es muy serio.
Que le gusta descifrar números y multiplicar enigmas.
Por eso, mientras ella le guiña un ojo con sombra de cráter, él  se deshace en elogios tomándole medidas de sastre.
Cuentan que hay veces que se les pasan las horas.  Juntos los encuentra el día, con las primeras luces del alba.

domingo, 3 de enero de 2016

Los Reyes Magos


Hoy ha sido el día, hoy me he sentado a escribir la carta a los Reyes Magos. 
Como todos los años, he utilizado la pluma que pinta las palabras con mimo, cuidando muchísimo que la letra se entienda, que no confunda la vista cansada de sus majestades. La salud, esa la pido en sacos de cincuenta kilos, sin exigencias de embalaje ni lazos dorados; la alegría, el trabajo, hasta una "mijita" de éxito me he atrevido a implorar esta vez. Eso sí, con frases entrecomilladas para que se note el pudor que me produce el encargo.
Al final, sin ideas, muda por la emoción que siempre me produce dirigirme a los tres seres mágicos, me he decidido a plagiar la última frase de la carta de mi sobrino David, que para eso tiene la autoridad moral de ser en estos días lo que a mí me gustaría: un niño. Él termina diciendo, con muchísimo desparpajo: Bueno, Reyes Magos, si todo esto os parece poco, sorprendedme...

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