jueves, 28 de mayo de 2015

Despedidas

Sé que mañana la alarma del despertador dejará un aroma a despedida que inundará toda la casa. No será un olor agradable y dulzón como el de la fruta recién cortada, ni siquiera fuerte y oscuro, como el del humo del café. Estoy segura de que mañana el aire se impregnará de un olor agrio, de un sabor áspero, de un ligero amargor del que se agarra a la garganta y la atenaza con fuerza.
Ayer ya hubo tiempo para los adioses regados con cerveza fresca y anécdotas para recordar; mañana será el momento de recoger los últimos caramelos del cajón de la mesa compartida, los primeros números de teléfonos que aún no habíamos apuntado en esa agenda que nos vertebra la vida.
Así, con un aire gris -pensaré cuando el soniquete del reloj me revolotee por los oídos-  de esta manera tan cotidiana y a la vez tan tristona termina aquello que empezó, este tiempo de trabajo que me ha devuelto, por unos instantes, a la vida.
No me gustan las despedidas, los que me conocen lo saben. Siempre me marcho de los lugares antes de que me pille la tristeza desprevenida, antes de que el pellizco de la melancolía se dé cuenta de que me siento desvalida. Por esa misma razón he decidido escribir hoy este adiós que probablemente mañana no diré, porque quiero hacerlo antes de que empiece el tiempo del descuento hacia atrás en los minutos, antes de que toque aguantar el tirón y hacer como que nada importa nada; mucho antes de que necesite mantener engañado al corazón.

Os deseo toda la suerte del mundo "compis". 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien expresado. Sabes que el sentimiento que nos expones es compartido por todos. Un honor trabajar a tu lado, y al lado de nuestros compis, los mayores, y los menores.
"Mucha mierda", como dirían aquellos actores y actrices de raza de los viejos carteles del Real Teatro catalogados recientemente, para ti y para todos.
Seguimos en contacto, Mari Pili.

Alejandro L. R.

Mamen Orcero dijo...

Todo un honor, amigo

Unknown dijo...

Trabajar contigo es una delicia Mamen, sigues dejando buen recuerdo allá por dónde vayas porque eres una persona excepcional.
Entiendo que te cueste despedirte, pero mira siempre el lado positivo, y como decía una vieja canción "... Pero es mejor querer y después perder que nunca haber querido..."
Pues eso, que la experiencia que has vivido se queda contigo.
Ánimo, ya verás como sale otra cosa.

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