miércoles, 29 de mayo de 2013

Los Uandi

El fin de semana pasado estuve en Madrid.
¡Qué bien!, me imagino que estaréis pensando; con lo maravillosa que es Madrid, con todo lo que ofrece. Esta habrá ido, supongo que os diréis por lo bajo, a ver un musical, a visitar alguno de sus museos, a dar un paseo por Fuencarral... Sí hombre...qué más quisiera yo: he ido a llevar a mi hija a un concierto de One Direction.
Claro, con esta primera información, los contertulios que os pasáis por aquí estaréis divididos en dos grandes grupos: la gente que vive feliz y ajena, alejada del mundo hormonal de los adolescentes, y los padres, tíos y familiares de una generación de entre 10 y 20 años que anda bebiendo los vientos por estos chavalitos, más bien sositos en mi opinión, que las tienen locas.
Mi historia, como la de los miles de padres con los que he compartido de una u otra manera el fin de semana, comienza hace ya meses, cuando en un alarde de generosidad le prometo a mi hija que si las notas son buenas, la llevo a ver a su grupo preferido. Como no podía ser menos, conociendo el carácter de la susodicha, apareció sonriente con un boletín en el que incluso pude ver algún "sobresaliente", calificación que no veíamos en casa por su parte, desde que hizo la entrada triunfal en el instituto.
Pero falta otra evaluación, le dije en Navidad, confieso que con los dedos cruzados pensando que algún suspenso caería en la siguiente. Evaluación que coronó nuevamente con un 10 en inglés llegada la Semana Santa. Es decir, que haciendo gala a la promesa y con ganas de morderme la lengua con sangre por ser una bocazas empedernida, me monté el viernes en un tren, sabiendo que el fin de semana lo recordaría toda la vida. (Ella, seguro, pero yo también).
Como su padre trabajaba, decidimos hacer una escapada madre e hija. Dicen que los viajes unen y es tiempo de confidencias, pero mi hija estaba de los nervios y a pesar de que yo intentaba meter baza, a ver si me entero por fin de algo sobre un noviete o una idea de futuro, lo único que hacía la niña era poner vídeos de los muchachos cantantes y sólo puedo decir al respecto que llevo una semana tarareando la cancioncilla de los dichosos "uandi" o como se llamen.
Como tenemos familia en Madrid, decidimos repartirnos. El viernes y la mitad del sábado, mi hija se fue con su prima Elisa. Le hacía mucha ilusión vivir al menos un día la sensación de ser estudiante, y venía entusiasmada con la experiencia de dormir en el piso compartido y conocer el mundo de los universitarios un poquito más de cerca.
Yo me fuí con la mía, con mi propia prima quiero decir, con la que tengo tanta confianza que le dije: tú no cambies nada por mí, yo me adapto a tu vida normal. Y ella se lo tomó al pie de la letra. Madre de tres hijos (con sus múltiples actividades), me introdujo en su vida hiperactiva, tanto que al fin de semana acabamos llamándole "48 horas con Samanta" porque me tuvo de la ceca a la meca, viviendo un partido de fútbol en la sierra de Madrid, bailando en la feria de la cerveza alemana de la población donde vive, paseando por Xanadu, persiguiendo famosillos de los de telecinco...vamos, no me sobró ni un cuarto de  hora de viernes a domingo.
Pero lo mejor fue vivir de cerca el fenómeno fans. Esas niñas al borde de la histeria, pegando gritos, entrando en estado de shock. Mira, de verdad, yo estaba de los nervios. Hubo un momento que compartí con otra madre que estaba conmigo esperando en la puerta a que salieran del concierto y la verdad es que fue divertido. Cuando vimos venir a mi hija, con los ojos hinchados de llorar durante horas, el pelo enmarañado y toda desmadejá, la señora que era canaria me dijo con toda la gracia: ¿pero qué le ha pasado a la muyaya? Y yo, en un punto de cansancio y no niego que de sorpresa al verle el aspecto, sólo alcancé a contestarle: la madre que la parió. (Con perdón).
El día del domingo para qué os lo voy a contar. La niña temblando, con depresión post concierto y el viajito de vuelta en el que el tren se retrasó. Con lo bien que me lo podía haber pasado yo con mi prima si hubiera tenido tiempo para planear actividades de forma más sosegada. Con lo que me gusta Madrid y qué poquito la he aprovechado.
Ay! la de cosas que hay que hacer por los hijos...♫na ni no nino, na ni no na♫ Os los dejo por si no los conocíais...♫na ni no nino, na nino, na nino, na...uh, uh, uh♫ 
P.D.: tenéis que darle a ver en you tube


martes, 21 de mayo de 2013

La excursión

La Alhambra. Granada
Hoy, mi hijo el pequeño se ha ido de excursión.Acaba de cumplir los doce años y es la primera vez que se va con los amigos más de un día, así que os podéis imaginar lo que para él eso supone.
Creo que llevan años hablando de esta aventura. Es su último curso de primaria, y desde que pasaron la infantil y se incorporaron al horario, los profesores y los lugares comunes de los "niños mayores", vienen soñando con este momento en el que parece que con el primer atisbo de independencia y libertad, se asoman a una nueva etapa que comienza, donde poco a poco se irán despojando, unos despacito y otros de golpe, de lo que todavía les queda de la infancia.
Estos últimos días han sido de locura. Mi hijo ha estado contando las horas, los minutos y hasta los segundos que quedaban para montarse en ese autobús, "cantosamente" amarillo, desde el que hoy me decía adiós, con la gorra encasquetada, los zapatos de andar cómodo y las ilusiones recién estrenadas. Y allí estábamos los papás, a las 6:45 de la mañana, con el pellizquito en el estómago del miedo a la carretera, pero también con las ganas de que se lo pasen de miedo, sabiendo por la experiencia vivida que probablemente estos tres días en los que no tendrán tiempo para hacer ni la mitad de lo que llevan planeado, serán de los inolvidables, de los que, con un poco de suerte, guardarán un maravilloso recuerdo para el resto de sus vidas.
Las madres, como siempre, andábamos dando las últimas instrucciones: "en la parte derecha de la maleta está el cargador del móvil, ponte el chandal si hace frío, no gastaros bromas en la ducha que os podéis caer", y ellos, con cara de no enterarse de nada, en lo único que pensaban es en encontrar al amigo con el que quieren compartir asiento de autobús y horas de risa.
Los niños andaban ya juguetones: que si te quito la gorra, que si "tío" ¿tú te sientas conmigo? y ellas más contenidas, las chicas más bien haciendo risitas, perfectas con el kit de ropita mona para excursión y compartiendo cuchicheos.
Qué maravilla de edad. Qué momento más bonito de la vida, cuando al alma no le pesan todavía los fracasos ni los remordimientos y el futuro está entero por descubrir. Cuántos recuerdos me han traído sus nervios, sus mochilas al hombro y ese brillo en los ojos con el que se han despertado.
Ahora, para los padres empieza el momento "sofocón",  ya me lo estoy imaginando. Descargarán la batería del móvil mandándose mensajitos, no habrá manera de saber nada de ellos hasta que los profesores nos digan: vamos de vuelta, y ninguno, de eso estoy segura, se pondrá el polar para el frío de Granada, el chubasquero para la lluvia de Córdoba o el pantalón corto que llevan preparado para la traca final, cuando los lleven al Tívoli y hayan dejado atrás la ruta más cultural.
Espero que el tiempo y la suerte les acompañe, a ellos y a esos seres extraordinarios que hoy se quitan el disfraz de profesor para ponerse la ropa de padre-amigo-tutor responsable de este grupo de hormonas que seguro que ya han planeando alguna trastada y a los que tendrán que vigilar de cerca.
Es su momento mágico, y los padres nos quedamos fuera. Sólo nos queda decirles que estaremos aquí a la vuelta, como siempre, esperándolos para oír sus historias; al pie del autobús para cargar la maleta;  o al otro lado del buzón de voz del móvil, esperando oírles decir: estoy bien, que es, en realidad, lo único que de verdad nos importa.
Que os lo paséis muy bien, chavalotes.

jueves, 16 de mayo de 2013

El Youtube

Fíjate que a mí al principio esto del youtube me parecía una tontería. Veía yo a los demás publicar sus vídeos y pensaba: qué le gusta a la gente verse en la tele. Pero qué verdad es aquello de nunca digas de este agua no beberé, no vaya a ser que te vean ahogarte, pataleando en el pozo.
Pues eso es lo que vengo yo a contaros hoy, que ya estoy en youtube para contento de unos y, sobre todo, muchas risas de otros; para ser sincera de mí misma, que no puedo soportar verme gesticular y lucir "hermosura" con esa cámara que (para otra vez te lo digo desde ya cuñado-cámara) debería estar un poquito más lejos.
En fin, todo sea por la literatura y por hacerle caso a algún amigo que no pudo estar y me ha pedido que suba el vídeo. Disculpad la inmodestia y comentad lo que queráis, que es lo más divertido de esto.
Os he dejado la presentación de la novela en San Fernando, mi ciudad, mis raices. Cada una de las presentaciones ha tenido un tinte diferente, pero creo que esta ha sido la más emotiva.
Besos miles




                      





sábado, 11 de mayo de 2013

Mi sobrino Pepe

Tengo un sobrino que se llama Pepe. 
Bueno, sobrinos tengo unos cuantos, y cada cual consigue ganarme el corazón a su manera, pero es que Pepe es un personaje.
Si lo vierais seguramente os parecería, en cuerpo y aspecto, normal para los cinco años que hace que se asomó al mundo. Pero os puedo asegurar que arrastra al menos trece de desparpajo y gracia que exporta a raudales. Si a su forma de expresarse (que ya hace que te rías), añadimos un "pequeño problemilla" con la erre que no hay manera de que pronuncie, tenemos todos los condimentos para hacer de él un niño simpatiquísimo que acaba siendo el alma de la reunión por mérito propio y sin él proponérselo, que es lo más importante.
Los viernes es mi día de reunión familiar. Esa tarde, desde siempre, desde que empezamos a independizarnos, es el momento que todos mis hermanos dedicamos a nosotros mismos y a mis padres, así que nos reunimos en su casa todos (hermanos y sobrinos), a merendar y ponernos al día de lo acontecido durante la semana.
Pepe es hijo de mi hermano el más pequeño. Tiene un hermano mellizo, con una relación amor-odio en la que pasan del abrazo tierno a la colleja en un visto y no visto. Pero su hermano Dani es más loco, más de jugar y de déjame y no me achuches, algo que a Pepillo en cambio le encanta.
Mis hermanas y yo estamos deseando verlo entrar y a veces, aunque los demás bajan al patio o a la piscina, dependiendo de la época del año, lo engatusamos para que se quede un rato porque la conversación con él nunca tiene desperdicio.
Estos días anda preocupado el hombre porque según nos ha relatado, después de que su padre muy serio introdujera el tema diciendo: cuéntale el problema que tienes a las tatas, lleva una espinita clavada en el corazón. Y haciendo caso a su padre, pone cara de circunstancias y nos dice: "lo que me pasa es que me he enamorado". 
Os podéis imaginar el momento de tensión aguantando la risa. El chiquillo nos lo cuenta muy serio y nosotras fundamentalmente lo que queremos es que siga avanzando en la historia. 
-¿Y cuál es el problema? -le dice una de mis hermanas, como si estuviera hablando con un adolescente.
- Que ella tiene novio -suelta, como si tal cosa el enano, con cara de resignación.
-Y ¿tú qué es lo que haces? -le pincha el padre que ya conoce la respuesta y sabe lo que nos vamos a reír.
-Yo voy todos los días y le pregunto a "Joje" (el novio de su amada, que encima se llama Jorge, y del que no puede ni pronunciar bien su nombre): ¿habéis "codtao"? Traduzco: ¿habéis cortado?
No me digáis que no es para comérselo a bocaditos pequeños. El pobre, le pregunta de vez en cuando al rival si ya ha cortado con la novia para ver si por fin tiene una oportunidad.
Y aquí estamos, que desde que nos lo contó hace unas semanas, todos los viernes seguimos el ritual de preguntarle cómo va la cosa y qué tal le va su vida sentimental. Él hace un gesto como de que la historia no marcha, y nosotras le buscamos la lengua porque tiene la gracia innata.
No podemos saber de donde ha sacado la idea, ni como se le ha ocurrido. Supongo que algo tendrá que ver su hermana la mayor (ocho años) que le habrá dado algún consejillo acorde con su edad marujita, pero desde luego él ha hecho suya la historia para asombro del que lo escucha.
"Sembrao", está "sembrao".

miércoles, 8 de mayo de 2013

El casting

Recuerdo una frase muy bonita que dice que "hay que vivir con un pie sobre la tierra y otro sobre las estrellas" y yo estoy completamente de acuerdo con ella.
La verdad que nos está tocando vivir no es fácil. Hay días que me planteo seriamente dejar de ver la televisión. Me hiere ver la crudeza de la descomposición de este país, donde cada vez resulta más difícil sobrevivir. Tengo el corazón malherido porque no puedo hacer nada para aliviar tanta tristeza.
Por eso me encanta la literatura, por eso me encanta facebook y todo aquello que me permite soñar. Huir de la realidad no siempre significa ser cobarde. A veces, huir de lo duro que el mundo ofrece es una apuesta por ser feliz, por cultivar las ilusiones y los sueños que te hagan mantener el optimismo que en estos casos es tan necesario para nosotros mismos y para los demás. 
Por eso, no me importa parecer una loca inventando en las redes sociales historias que son de mentira, y que aunque todos los que participamos lo sabemos, sacan sonrisas y ponen tiritas en el alma.
Hace un par de días monté un casting en facebook. Les dije a mis amigos de la página de la novela (os lo recuerdo, en facebook tenéis que buscar "A la sombra de los tamarindos" o pinchar aquí mismo en el blog en un recuadrito que hay arriba donde dice "síguenos en facebook"), que íbamos a elegir al actor principal de la película que, estamos seguros todos, se va a hacer basada en el libro. Y no os podéis imaginar la que se lió.
Evidentemente el tema sólo le interesó a las chicas. El único hombre que se manifestó, lo hizo con el claro deseo de que pasáramos rápidamente a la elección de la protagonista femenina. Los demás, como se dice en el argot teatral, hicieron mutis por el foro. Bueno, todos menos mi marido que me dijo entre risas que estoy "como una cabra". En cambio nosotras...ay cómo lo hemos disfrutado.
Rompí el hielo proponiendo a Rodolfo Sancho. Mira que al principio lo veía montado a caballo haciendo de el Rey Fernando y como que no. Pero qué os voy a decir, la red te permite encontrar miles de imágenes y me quedé encantada de una en concreto donde lucía un estilo muy acorde con mi Alex, tanto que lo vi esperando a Paloma en la puerta del restaurante.
Pero claro, llegaron mis amigas y sus gustos y ahí cayeron desde un italiano guapísimo de la muerte, aunque para mi gusto un poco "merengosillo", el famoso "Duque", al que no sé por qué le tengo manía y alguno que otro más que no fueron muy populares.
Al final, el italiano de los ojos azules (imposible acordarme ahora del nombre pero os lo dejo en cuerpo y alma en la foto) ganó por mérito propio y por goleada. Y ya estamos en la fase, tan anhelada por la parte masculina, de elegirle la compañera adecuada.
Como veréis, sé que es justo y lógico en cierta manera que me reprochéis que no ando bien de la azotea. Es verdad. Pero ¿qué malo le veis a soñar, a reírse, a plantarle cara al día a día con una sonrisa y un suspiro?Cada uno de los comentarios, de los "me gusta" y de los pitidos de móvil, han sido para mí estos días, un pequeño recordatorio de lo bonito que es estar viva.
Gracias a los que lo hacéis posible.

domingo, 5 de mayo de 2013

Pepito Grillo

Reconozco abiertamente que no me gustan estos famosos "día de"...Ni el día de la madre, ni el del hijo (si lo hubiera), ni por supuesto ese de los enamorados que me da dentera sólo de recordarlo. Tengo la impresión de que todos los días dedicados a alguien, no son más que una intención de compra de algún producto absurdo, teledirigida por radio-comando desde la oficina central de El Corte Inglés, y enviada vía satélite a través de ese aparato lava-cerebros que todos tenemos en el salón. Por eso me resisto a ponerme tierna y dedicar un poema a mi madre en un día como hoy, simplemente porque hay algo dentro de mí que me dice que detrás de todas las poesías y las frases de amor maternal, hay un "tío"  contando monedas y haciendo caja con nuestros sentimientos.
Mi madre sabe que la quiero cuando la llamo gordita, cuando me río con sus ocurrencias, cuando la beso al llegar a casa. Y eso lo hago, igual que estoy segura que lo hacéis vosotros, con independencia de que el día esté o no marcado en el calendario y sin tener en cuenta que hay que cumplir con un regalo. Entonces, cual es la razón de este dispendio de sentimientos maternales si no otra que la económica.
Yo que también soy mamá, estoy intentando que mis hijos entiendan la idea. Huyo del concepto de madre que nos envían por antena, esas perfectas que nos presentan los anuncios colocando papel higiénico con ositos en el baño o embarrándose en crema para que la piel no pierda nunca la tersura. Odio profundamente que el reflejo de la maternidad sean aquella que dice que "mata" por su retoño o la Campos y su Terelu, interpretando el papel de amor filial perfecto. Ahora, eso sí, tengo que decirlo, sólo hay un tópico no cumplido, un deseo que hasta hoy he llevado oculto: me muero por poder subirme un día a un escenario y repetir esa frase mítica que quedó para siempre grabada en mi conciencia: "Majestad, ante todo soy madre".
Además hay algo que me duele, y ahora sí me pongo seria. Hay muchos casos trágicos en los que siempre pienso cuando llega un día como este. ¿Cuántos niños hay que han perdido a su madre? ¿Cómo haces para decirle a un chiquillo que él no va a poder entregarle a nadie el marquito de fotos que ha hecho con macarrones en el cole? ¿De verdad es justo que haya que hacerle a alguien pasar por eso en pro del consumo y de las ventas?
Llevo desde ayer viendo en facebook frases de amor que alguna amiga deja a su madre que ya no está. Lo entiendo, las comprendo y me enternece el alma porque sé la tristeza que el mensaje conlleva. Pero me revuelve por dentro el hecho de que se invente un día que no hace más que hurgar y echar sal en las heridas. Y creo sinceramente que bastante dura es ya la vida para inventar un día especial que nos recuerde la muerte.
Siento actuar hoy de Pepito Grillo, aquel personaje de cuento que cuestionaba las opiniones y despertaba la conciencia pero la sinceridad me puede. Siento ser la voz de la discordia, pero así es una...Qué se le va a hacer...

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