martes, 31 de enero de 2012

NOVIO A LA CARTA


Cuando la gente de mi generación comenzamos a usar los ordenadores, recuerdo que surgieron muchas voces que pensaban que aquella modita de alguna manera acabaría con la cultura, convertiría a la gente en seres insociables y relegaría para siempre a la imaginación al desván donde se guardan los sentidos inservibles.
Poco sabían aquellas criaturas lo que es la mente humana y mínima confianza dieron a la inteligencia y a la creatividad de los que estaban por llegar. La prueba la encontramos cada día en Internet. A cada nueva medida surgida de la inteligencia informática más avezada, le sale al paso una contramedida más sofisticada si cabe que nos deja con la boca abierta y la mandíbula “desencajá”. Y en cuanto a la creatividad, bueno, ahí es donde la inventiva avanza con el paso contundente de un gigante colosal.
Cuando veo algo nuevo creado a la sombra de la red, no puedo dejar de pensar que en realidad, aunque la tecnología es infinitamente distinta a aquella con la que yo empecé, si os fijáis, los motivos iniciales de algunos inventos siempre giran alrededor de las mismas historias, del yo te quiero y tú a mí no, del pretendo ser el mejor entre mis amigos y no lo consigo.
¿Os acordáis del fantasmilla de la pandilla? Sí hombre, siempre había alguno que inventaba una novia o un novio que nadie conocía. Es que vive en el Norte, nos contaba, y me escribe unas cartas donde me dice lo maravilloso que soy.
Bien, pues acabo de leer que en EEUU (el país de nunca jamás) hay no una, sino varias páginas donde por el módico precio de 5 dólares, una chica estupenda con foto incluida, se hace pasar por tu pareja en Facebook, y te permite lucirla en el perfil.
Que quieres poner celoso a tu novio…¿quién de vosotras no dejó caer alguna vez delante del suyo aquello  de: Fulanito no hace más que mirarme? Pues nada, 5$ y hay un tío que te deja mensajes cariñosos en el Muro capaces de poner de los nervios al más tranquilo y abierto de mente de los “parientes”.
Pero es que hay una web que todavía más fantástica. En esa, una vez registrado y pagada la cuota, puedes diseñar el novio/a de manera virtual, vamos como si se tratara de un videojuego, haciéndola coincidir con tus gustos más inconfesados y por supuesto con los de tus amigos que es para lo que al fin y al cabo se realiza el desembolso.
Hay que ver como está la vida…Ya esto es lo que me quedaba, tener que competir con Lara Croft que no tiene ni un michelín la tía.
Ahora que yo me lo estoy pensando. Este año, con el presupuesto del cine o del teatro yo me compro un George Clooney. ¡Anda que no! Nada más imaginarme la cara de las envidiosas de mis amigas cuando lo vean en mi perfil me vuelve loca. Fíjate tú que pasada cuando yo diga una chorrada y aparezca un letrero diciendo: a George le gusta ésto. Ya saboreo la victoria del momento en que ese hombre con aire canalla comparta conmigo un link, invitándome a un Nespresso.
¡Ay madre! eso sí que es un café, diría más de una y no el blog ese que me han dicho de no sé qué de una tertulia…


Siento no ser capaz de traducirlo pero en este caso creo que una imágen vale más que...todo lo que he dicho arriba, je,je...

jueves, 26 de enero de 2012

LA CAJA


Sé que los jueces, mucho antes de aprobar esos exámenes terribles que certifican que son los mejores para el puesto, tienen que pasar una primera prueba que muy poca gente supera. Estoy segura de que en ese examen primero, nadie les exige la memoria prodigiosa de recordar cada artículo escrito de la ley, y nadie les pide que hagan una exposición oral de la influencia del latín en las frases enrevesadas con las que se dictan los decretos. En esa primera prueba de pericia legal, los aspirantes a jueces tienen que demostrar que son poseedores de una hermosa cajita mágica.
Supongo que os habréis quedado sorprendidos por este secreto que lleva siglos guardado  y que hoy, con esta revelación, puede daros una idea de cómo es posible que un ser humano sea capaz de resistir, sentado y con cara de no inmutarse, como unos niñatos sin sentimientos se ríen del dolor de una familia y juegan con el trabajo de unos profesionales.
Y es que, como si se tratara de un ritual, cada uno de esos hombres y mujeres de acero que algún día se convertirán en magistrados, tienen que pasar por delante de un tribunal de hombres buenos que comprobarán que todo está en orden y que aquellos aprendices togados están en posesión del secreto.
Es un objeto cuadrado, marrón, aparentemente carente de algún atractivo o distintivo que haga a ningún ojo sospechar, pero ese envase es la llave que les promete la entrada en un paraíso al que  no hemos sido llamados el resto de los mortales, a un estado sobrenatural que les deja permanecer distantes de los sentimientos mundanos.
Y es que dicen que esa caja de cartón que no vemos pero que estoy segura que existe, va con ellos cada día cuando se marchan de casa. La recogen del cajón de la magia después del beso de despedida de los niños y la meten en el coche, diciendo adiós con la mano a la familia, bajando levemente la mirada para no tener que recordar lo que dejaron detrás una vez que la abran.
Y es que justo antes de sentarse en el estrado, en ese momento de salir a escena cuando lo anuncie la voz en off de las películas buenas, el hombre de negro que tendrá que decidir sobre el dolor y la injusticia y hacer cábalas para discernir entre lo real y la mentira, tiene que abrir el baúl que le acompaña desde siempre y guardar en el fondo acolchado de la conciencia traicionada, sus corazonadas, su amor al prójimo, el sentimiento de padre o la ternura sin medida del abuelo. No es hasta entonces cuando está preparado para salir al escenario, no es hasta que se despoja de la sensibilidad humana cuando se convierte realmente en juez, no lo es hasta que deja encerrada bajo llave  la tristeza por la pérdida, la angustia por los actos crueles y la ira de la impotencia.
Así, liberado, es como puede enfrentarse a los terrores del mundo, es la única manera de aplicar la ley sin sentimientos y sin remordimientos, cumpliendo solamente con lo que dice el precepto, sin apartar la mirada de unos padres que sufren.
Es un tema complicado esto de la justicia. Las manifestaciones y los actos se llenan de voces que piden a gritos que algo hay que cambiar, que esta democracia que todavía nos duele tanto porque nos recuerda la herida, tiene ya madurez suficiente para ir siendo amoldada a lo que la sociedad implora.
Es difícil, lo entiendo, saber donde está la media de lo bueno y de lo malo, y que nunca se es justo en el porcentaje adecuado. Lo que para unos es magnífico, un día nos puede dar en la cara con la vuelta de la moneda, cuando al otro lado haya alguien afectado por una forma de hacer justicia menos permisiva o menos dulce con los derechos del acusado.
No me gustaría que volviéramos, porque no sé en lo que acabaría convirtiéndonos, al ordeno y mando, patada en la puerta e intimidad atentada; pero esta claro que la sociedad está suplicando un cambio, y que las mentes pensantes tienen que mostrarnos las cartas de las que disponen.
Mientras, en todos los despachos y en todos los juzgados hay un lugar secreto donde se guarda el corazón de un juez. En él se quedan a diario los recuerdos de la infancia, la foto de los hijos, y el soplo de aire del alma que es capaz de volver a convertirlos en humanos una y otra vez.


sábado, 21 de enero de 2012

BLOQUEO, REDES Y FBI

Se han cargado Megaupload y me da a mí que el que más y el que menos, se ha quedado huérfano.
Puedo imaginarme los movimientos secretos, el nerviosismo peliculero de los protagonistas y las comunicaciones internas de la Agencia, poniéndose de acuerdo en la hora "charli" en la que obligarían a los neozelandeses a intervenir.
La verdad es que el tema sobre el que gira este golpe de efecto tan a la americana es muy complicado y no me siento preparada legalmente, ni creo tener toda la información necesaria para analizarlo en profundidad. Pero lo intentaré ya que haciendo uso de mis clases de meditación, soy capaz de dejar bullir los pensamientos y dar una opinión reflexiva.
Para empezar, y obviando esos rumores de que detrás de todo ésto hay otras cuestiones al estilo Al Capone que no nos van a contar, creo firmemente que toda persona debe cobrar por el trabajo que realiza. 
Aunque hay un dicho que asegura que el hambre agudiza el ingenio, creo que es más fácil ser creativo cuando tienes la barriga llena y el futuro asegurado. Por tanto, es justo que paguemos por los libros, por el cine, por el arte que hacen otros y que al fin y al cabo son productos de lujo de los que si no tienes dinero, puedes prescindir.
Pero lo que a mí no me queda tan claro es que ese trabajo, por muy artístico que sea, esté tan supravalorado en relación con el de los demás que un tío guaperas viva toda la vida porque sonó la flauta, o que otros, no tan guaperas, se conviertan en multimillonarios cantándole a Macarena.
¿Es que vale más escribir una novela que ser médico en el 112? ¿Podría un ingeniero vivir para siempre de aquella autovía que diseñó?
Yo creo que este problema no tiene nada que ver con esa piratería romántica y antigua; aunque es verdad que como entonces también se protege al fuerte, al que paga los impuestos en Miami. La diferencia más brutal es que aquellos pobres piratas de palo en la pata son ahora, a su vez, grandes compañías comerciales que manejan millones y tienen jirafas en el jardín, eso sí, en nombre de nosotros los pobres.
Tengo que decir sin sonrojarme que no me parece normal que un CD con 7 canciones cueste 20 ó 30 euros, ni me parece lógico que ir al cine en familia te deje listo el presupuesto de ocio de todo un mes; aunque sea poco correcto e incluso delito ponerse de parte del malo.Quizás habría que llegar a un término más justo para todos. 
Veo a diario el trabajo bien hecho de tanta gente en la red, de tantas personas que ponen su talento al servicio de todos escribiendo relatos, colgando su música, dando clases de photoshop...sin cobrar nada por su trabajo, que a veces, sufriendo el empacho de más de un artista de los que ya estamos "artos" (de artista, por eso no lleva h), he pensado en un arranque chulesco: anda ya que les den, que tienen dinero "pa rato".
Vamos a ver qué pasa con este asunto peliagudo que hoy es protagonista en la red. Yo por mi parte voy a seguir igual, expandiendo mi arte sin cobrar un duro y arriesgándome a ser fotografiada, grabada y plagiada en esto de bailar el tango que es realmente lo mío ¿o qué os habíais creído chavales?

P.D.: No perded el tiempo en buscar la foto, todo parecido con la realidad es pura coincidencia. No sé mover un pie sin tropezar con el otro.

lunes, 16 de enero de 2012

COLORES


Hoy ha amanecido lloviendo en Cádiz.
A mí no me gusta la lluvia. Me doy cuenta en días así cuánto llevan de razón los profesionales de la psicología que nos hablan del poder de la mente. Porque es verdad que a pesar de que los golpes se los lleva el corazón, en el fondo, aunque no queramos, es el cerebro el que le dice a la razón dónde le duele.Creo que la lluvia se me metió en el pozo de las cosas malas un día de noviembre de hace mucho, cuando la infancia no me dejaba entender de muerte ni de luto, y asocio desde aquel día, el gris de la mañana con la tristeza y la sorpresa de la pérdida repentina.
En cambio, hay colores que son capaces de devolverme, de repente, la alegría, como el rojo que huele a fiesta o el blanco de los eventos importantes. Esos son maravillosos porque sacan de mí el lado activo que me devuelve la vida, y me esconden la rutina con un repiqueteo de campanas que anuncian reunión familiar, rato agradable, señal de calendario y de glamour.
También está el amarillo clarito de la nostalgia. Ese es un sentimiento complicado porque siempre me sabe agridulce. Por una parte es un recuerdo, las más de las veces bonito, porque la mente siempre guarda lo bueno para nosotros y el cerebro viene de serie con una criba de malos momentos, seguramente puesta ahí con la única condición de sacar de la salsa los restos de cebolla del refrito; aunque a veces te deja ese toque triste de la melancolía que anuncia que ya no hay vuelta atrás, y que aquello que viviste dejó de ser igual para siempre. Ese es el tono que me devuelve a mis hijos de bebé, una bañera pequeña y unos patucos de lana.
Supongo que a estas alturas de la perorata, los que todavía habéis conseguido vencer la pereza de la lectura, estaréis pensando en vuestros propias tonalidades de sentimientos que, curiosamente, no coincidirán en nada con las mías. El mismo día de lluvia que para mí es el gris de la desolación, para alguno será el olor de una patria  que añora y me temo que el blanco del día señalado, puede ser también el comienzo del desastre.
Al final, los seres humanos no somos tan iguales como nos quieren hacer que parezca y el arco iris de cada cual, que ha sido dibujado con el esfuerzo, las ilusiones y las desesperanzas no puede ser observado, evaluado, ni siquiera vulnerado por nadie más que por uno mismo. Puede ser que ahí resida el germen de los odios y el comienzo de las guerras, en esas pinceladas interiores que cada cual ve de distintos tonos.
Por eso es necesario hacer un ejercicio de buena voluntad de vez en cuando, mirar a través del caleidoscopio casero que mezcla los colores y permitir a los demás sentir verde cuando tú lo ves negro.
Mi color preferido es el azul. En sus distintos tonos se refleja el mar de mi tierra en verano, y el calor me hace sentirme bien.
¡Anda! Contadme vosotros algo ¿cuál es vuestro color?




Mirando  la vida a través de los colores de un caleidoscopio



jueves, 12 de enero de 2012

MIRADAS CRUZADAS


Hay veces que las miradas de dos personas pueden cruzarse. Suele pasar simplemente por casualidad o por una de esas burlas absurdas a las que acostumbra el destino, y entonces, si captas el momento desde fuera como un fotógrafo o un director de cine, el reflejo del iris del ojo del uno en el del otro tal vez te cause vértigo, pena y en algunos casos rabia.
Ayer veía las noticias de la noche cuando me llamó la atención, por el desgarro de la historia, el pequeño reportaje que emitieron sobre cómo a afectado la crisis a la investigación y la ciencia, sobre todo en medicina: los proyectos han sido paralizados y muchos centros cerrados.
 Y como los números no entienden de sentimientos ni de culpas, las primeras investigaciones que se han ido al traste son aquellas que se dedican a enfermedades consideradas raras porque afectan a un número menor de personas. El caso concreto del que hablaban era una de esas crueldades con nombre de médico extranjero que en este caso tiene sumida a un grupo de familias en la tristeza atroz de ver a sus niñitas pequeñas sin habla y sin posibilidad de andar. 
La noticia, muy bien argumentada, contaba como esas madres, a las que admiro desde el corazón, se están dedicando a confeccionar pulseras de cuero, a dejar un bote en algún bar amigo...bueno, a hacer lo imposible para aportar dinero suficiente para que una investigadora joven que estaba en el momento clave de un avance médico, sea reincorporada a su puesto en el Centro de Investigación del que ha sido despedida con un ERE.
La chica, que será una emiencia en su especialidad pero que no fue a Gran Hermano por lo que nadie la conoce ni la aplaude por la calle, está trabajando ya gracias a  los primeros 7000 euros recaudados, y daba las gracias a los padres por su interés y su entrega; aunque se sentía solidaria y apenada por el resto de sus compañeros, mientras mostraba un lugar de trabajo con laboratorios vacíos.
Yo que había visto toda la primera parte del telediario, tuve de pronto esa visión de fotógrafo de la que hablaba al principio. Me imaginé a esas personas sentadas en el salón de su casa, esperando ver salir su noticia en televisión con la ilusión de remover las conciencias. Y me hice cargo de lo que habrían sentido cuando minutos antes toda la atención del noticiario se centraba en los (supuestos) sinvergüenzas del ERE del PSOE de Andalucía, en los chorizos del PP que han convertido (supuestamente por supuesto) en un reino de taifas a Valencia, en el yernísimo (el más supuesto de todos)...y el ciento y la madre más que han dejado un hueco de dinero público en esta España nuestra que ya se cifra en millones de euros.
Espero que nadie tenga en cuenta lo que voy a decir porque soy una demócrata convencida y no he matado en mi vida ni a una mosca, pero no puedo liberarme de la imagen con la carita pixelada de aquella criatura  y de verdad entendería que ese padre tuviera ganas de plantarse en la puerta de un "juzgao" y desahogar su tristeza saltándole a más de uno los dientes. 
Ayer fue uno de esos días en los que intuí la diferencia del color de los distintos cristales de una  historia, ayer me di cuenta de que ese caso  podría ser el mío y esa rabia la nuestra porque la enfermedad no hace distinciones y de ella nunca se está a salvo.
 Espero que la justicia no nos decepcione porque es mucho lo que está en juego. Ya sabemos que con el dinero no contamos, ese hace tiempo que toma el sol en Belice o en Las Islas Caimán a nombre de un cuñao del cuñao de su cuñao, eso ni que decir cabe, pero al menos deseo que los figuras no puedan disfrutarlo durante un tiempo. Es triste y me parece mentira que a eso se reduzca mi sueño pero tal y como está montado el cotarro, está claro que es a lo único que podemos aspirar cuando el delito es cometido por uno de ELLOS.  Qué le vamos a hacer, esas tenemos.

domingo, 8 de enero de 2012

EL OCHO DE ENERO


El siete de enero es para mí un punto de inflexión. Queda como en medio entre el caos más absoluto traducido en papel de regalo y plastiquitos que envolvían no se sabe qué tirados por todas partes y hoy, el día ocho, ese en que dices: esto se acabó y hay que remangarse para hacer volver la casa al estado en que estaba antes de que el árbol invadiera el salón y los restos de chucherías y patatas fritas decidieran tomar al asalto los bajos del sofá y esas rendijitas pequeñas que tiene mi mesa del café y que me da la impresión que fueron puestas ahí por algún fabricante de muebles que nació con instinto de asesino en serie. Toca sacar la aspiradora, el plumero y el abrillantador de suelos, vamos lo que en la jerga de un ama de casa puede ser denominado artillería pesada o munición de combate para una batalla dura.
Y es que yo no sé por qué, a pesar de los días de fiesta y las reuniones para comer de estas navidades que la verdad es que han sido estupendas, llega un momento en que siento la necesidad de volver a la rutina diaria, fíjate qué idiotez, como si esa vuelta me proporcionara el equilibrio y el orden necesario para ensanchar los pulmones al respirar, como si “después del día después”, a la vuelta de este domingo de tránsito estuviera esperándome la solución a cualquier problema o el planazo de mi vida. Pero, qué le vamos a hacer, así somos los seres humanos.
Hoy es un día complicado, lo intuyo desde ya y por eso ando por aquí, remoloneando e intentando evitar la tarea de obligar a los niños a retomar los horarios, a preparar las maletas del colegio y reducir las horas de la maquinita. Hoy será un día duro porque hay que instalar el árbol en el agujero en sombras del altillo, de donde fue fácil bajarlo por la alegría que produce el olor a fiestas cercanas y que ahora pesa como un muerto a pesar de que en esencia su volumen no ha cambiado.
Y es de esta manera, como todos los años, la forma que tenemos de despedir una etapa. Quien sabe, tal vez este es el  verdadero momento, y no las uvas ni el brindis del 31, que nos deja claro que hemos quemado el tiempo, que nos enfrentamos a otro calendario aunque en el fondo sigue siendo el mismo y que un convencionalismo humano, pactado a lo largo de los siglos, nos ha hecho pensar, durante un pequeño lapsus de tiempo, que al desempaquetar el nuevo año algo fantástico ocurriría y nuestra vida habría cambiado.
En fin, señores, yo sólo puedo deciros que sigo por aquí, que si queréis continuaremos con nuestras agradables tertulias (por cierto, tengo que contaros que la carta a los reyes ha sido un éxito, alguien que entró  a leernos forma parte de una página muy prestigiosa en esto de los blogs que se llama “Menéame” y nos recomendó, así que tuvimos 222 visitas en un día), y que al fin y al cabo lo más importante de todo es eso, seguir aquí, poder contar que hemos llegado a 2012 y que estamos preparados para lo que tenga que venir, aunque sea el fin del mundo maya.
Bueno, os voy a dejar que el zafarrancho me espera, os emplazo para vivir juntos la “normalidad” y para continuar, si os apetece, saboreando el café de la vida.
Un beso a todos

martes, 3 de enero de 2012

CARTA A LOS REYES


Queridos Reyes:
Este año tenía pensado encargaros un iphone. Es un teléfono que mola un montón y que tienen ya todos los niños pijos de mi clase. Pero dice mi madre que por esta vez tengo que dejarme de tonterías y aprovechar las fechas sensiblonas en las que estamos, para pediros algo realmente importante.
Sé que siempre os habéis portado muy bien conmigo. Cada año de mi vida, el seis de enero me he levantado sabiendo que debajo del árbol estarían vuestros regalos, envueltos en el papel dorado de la ilusión y con el lazo rojo de las ocasiones importantes. El excalestric que llenaba por entero el salón, la play station , mis primeros esquís para ir a la nieve, todos y cada uno de mis deseos que vosotros cumplíais para hacerme un poquito, si cabe, más feliz.
Incluso, fíjate, creo que mis hermanos me tienen un poquillo de celos. Me da a mí que Juan piensa que soy vuestro preferido, y lleva unos años midiendo los regalos y maldiciendo por lo bajo su mala suerte, sobre todo desde que nos dejasteis a los dos aquellas bicicletas de montaña que yo había pedido para mí y que alguno de vuestros pajes-empleados le endosó también a él, para simplificar el asunto o aprovechar, de una vez, los gastos de envío.
 Supongo que es por eso por lo que mamá me ha dado a mí el encargo de pediros que ayudéis a papá. El pobre se ha quedado en estos días sin trabajo y andan los dos muy preocupados, vamos diría yo, si me permitís la expresión porque es la que mejor lo define, muy acojonados.
Anda el hombre dando vueltas, haciendo footing por entretenerse en algo y realizando llamadas a los amigos de antes que ahora ya no lo son tanto. Y mientras, mamá hace cuentas y lee papeles, porque me parece que vamos a tener que llamar a los indignados esos que salen por la tele para que nos defiendan del inminente desahucio.
Ella es la que me ha dicho que si alguien puede ayudarnos sois vosotros, porque al ser reyes os tratáis de tu a tu con la gente importante, con los que mandan y hacen las leyes. Digo yo que sólo decirles que se quedan sin regalos ni prebendas, debe ser suficiente para cambiar la situación. Y es que somos muchos en casa y papá no está acostumbrado a vivir sin trabajar.
Bueno, tengo que despedirme ya que se me hace muy tarde para la clase de vela. Espero que os haya quedado claro lo que quiero para el seis de enero, y por cierto, de todas maneras, si el primer deseo no es factible, acordaros de que necesito un iphone. Me será indispensable para hablar con vosotros si no puedo volver a España.
Adios majestades abueletes. Nos vemos  en febrero que estaremos de juicio.
 Firmado: Pablo Nicolás Urdangarín de Borbón



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