sábado, 29 de octubre de 2011

ENTRETENIMIENTO

En un momento de ocio y por pura curiosidad me he abierto una cuenta de Twitter. A estas horas y después de estar tres días dando vueltas por esa red social, todavía no me entero bien de para qué sirve eso. Pero bueno, tengo que reconocer que así empecé en Facebook y ahora si no entro a diario me siento vacía. El caso es que he encontrado una página, aplicación o trending topic (como llaman los tuiteros) que me ha hecho gracia. Se trata de poner "Eres más inútil que"... y la gente, la mayoría con imaginación y gracia, termina la frase.
He encontrado cosas (y que me perdonen los autores por no citarlos pero ninguno tiene nombre, todos son del tipo @mhhlikeme y otra serie de exabruptos extraños) como "Eres más inútil que":
Un vecino sin el wifi abierto
Una librería en el salón de Belén Esteban
Que tener un título de periodismo en Telecinco
Que la G en Gnomo, la T en Tsunami y el ey en Okey.
Ja, ja, ja...la verdad es que está ocurrente.
Venga, os lanzo el testigo para darle un puntito cómico al fin de semana, sé que es dificilillo pero tenemos que agudizar el ingenio. Hay que continuar la frase. Yo voy a intentarlo con la primera.
ERES MÁS INÚTIL QUE....tener coche en Semana Santa.

jueves, 27 de octubre de 2011

EL MIEDO

Ya está aquí otra vez el dichoso Halloween. 
Tiene tela que esta palabreja que me obliga a recurrir al traductor para asegurarme de que he puesto el número de “e” suficientes, se haya instalado en nuestras vidas de una forma tan bestial que ya sea lo más normal del mundo salir a comprar un disfraz de esos horrorosos o que andemos medio locos buscando caramelitos para contentar a la horda de niños “pesaos” (entre ellos incluyo al mío) que vendrán a darte la murga con esto del truco y trato. 
Mira que yo soy de las que piensa que todo lo que sean fiestas, bienvenidas o bienhalladas, sobre todo si son por los niños. Hay que intentar disfrutar lo que se puede que para disgustos tenemos ya el telediario. Pero es que encima, de verdad que es que no le veo la gracia yo a la fiestecita. 
Creo que nos empeñamos en adoptar fiestas ajenas, metidas con calzador en el calendario propio y andamos de “aquí pallá”, disfrazados de zombis sin saber ni tan siquiera cuál es el truco o en caso de perder si es necesario llegar a algún tipo de trato. 
Oigo decir a algún amigo: ¡nos lo pasamos de miedo!, haciendo el chiste fácil con aquello de lo del susto, y yo pongo cara de que sí, de que lo entiendo de veras, pero sigo sin verle razón a eso de que te lo pases bomba a fuerza de pensar en muertos vivientes, arañas peludas y toda demás palafernaria terrorífica. Debe ser que adoro tanto la vida que no me parece la muerte motivo recurrente para convertirse en la protagonista de una fiesta. 
Hace unos días estuve en la reunión de mis amigas del club de lectura. Sin quererlo hacer aposta, el tono del último libro propuesto andaba un poco por estos temas. El ocupante, de Sara Waters es una historia de casas abandonadas y fantasmas encontrados y a pesar de que la mayoría no lo habíamos leído y nos hemos dado un tiempo de tregua, la conversación fue volviéndose cada vez más lúgubre, a medida que cada una empezó a contar experiencias vividas, historias oídas y miedos repetidos. Vamos, que todavía tengo los pelos como escarpias cuando rememoro la tardecita. 
Hay personas que tienen una sensibilidad especial, decía una de mis amigas…pues mira yo me quedo en vulgar, corriente y moliente…dejadme a mí de sensibilidades especiales y otras zarandajas paranormales que para eso ya está Iker Jiménez pilotando la Nave del Misterio. 
 Ahora, eso sí, lo que yo me pregunto es qué será de la fiesta en cuestión cuando pasen unos años y España, que es mucha tierra ésta, haga del festejo algo suyo y empecemos a añadirle unos cuantos toques castizos. Supongo que como en todo lo demás, las diferencias estribarán en el carácter y la forma de ver la vida que tenemos en cada sitio. En Andalucía no me cabe duda de que será el humor lo que triunfe porque en otra cosa no, pero en reírnos de nosotros y de los demás, en eso partimos la pana. Acabaremos ridiculizando al miedo que en eso del “canguele”, por desgracia, vamos sobraditos de experiencia. De momento, os voy a ir dejando un vídeo de Manu Sánchez que he encontrado en Youtube donde habla del miedo en las películas americanas para ir preparando el futuro. Sé que hace poco ya os dejé algo de este hombre, pero es que de verdad me río con él porque creo que representa la esencia del humor. Y si no, poned atención al monólogo y ya veréis como esto sí que tiene gracia y no el dichoso Halloween.




lunes, 24 de octubre de 2011

MICRORRELATO

Hoy os voy a dejar un microrrelato sobre violencia de género que presenté a un concurso de la Cadena Ser. Había que contar una historia en 100 palabras que comenzara con la frase "No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento" y esto es lo que salió. Como no he ganado, el relato sigue siendo mío así que os lo dejo, a ver que os parece. Algún día tendré que hacer una entradita sobre los concursos de internet, pero hoy es el día de las Bibliotecas y no quiero escribir en contra de la literatura o de los que nos quieren hacer creer que trabajan por y para ella.
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No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento
Lo había preparado todo despacito, con minuciosidad: la tarta sobre la mesa, la vela con mecha nueva y hasta una botella de cava de esas que anuncian celebración y fiesta.
Volvió a mirar hacia la puerta pero no ocurrió nada. Recibió en su cuerpo el gong de cada campanada del reloj y se atusó el pelo en un gesto coqueto.
Un minuto, dos, cinco a lo sumo. Entonces encendió la vela, descorchó la botella y esbozó una tímida sonrisa. No hubo rumores de pisadas ni de llaves con terror anunciado mientras soplaba el aniversario de la soledad. Se sintió libre.


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sábado, 22 de octubre de 2011

HALLELUJAH

Esta mañana, mi cuñado Josema (Dalton) ha tenido un gesto en facebook que me ha encantado. Aprovechando que esta semana hemos asistido al momento histórico del inicio de la paz en el País Vasco y que además se le ha concedido el premio Príncipe de Asturias al eterno Leonard Cohen, ha querido celebrarlo regalándonos una versión del Hallelujah de Cohen que su banda hizo hace unos meses en un concierto en San Fernando.
Os la dejo aquí porque creo que merece la pena compartirla. Os aseguro que el momento en que se encendieron los focos en aquel concierto y los que estábamos allí irrumpimos en un aplauso fue algo mágico.
Aleluya por la paz y por todos los que de alguna manera la han hecho posible aun perdiendo la vida en el intento.
Buen fin de semana.


lunes, 17 de octubre de 2011

UN LUGAR EN LA COCINA


imagenes para blogger
Hubo un tiempo en el que las mujeres ocupaban el lugar que les correspondía en la cocina. Así estaba decidido por sistema o por una costumbre que a fuerza de insistir se entremete entre la piel de las personas y contamina el cerebro con un virus tan letal que si se une a la ignorancia puede ser una enfermedad de las mortales para el alma.
En ese tiempo que ahora nos parece lejanísimo y que en cambio todavía coletea, ser del género femenino conllevaba en su esencia el papel de esposa y madre y el segundo plano respetable de quien no podía osar hacer sombra, ni aun mereciéndolo, al señor de cada casa.
Para muchas la vida transcurrió de forma plácida, tampoco hay que hacer de las cosas un gran drama, porque no sabes lo que te pierdes de lo que nunca has tenido e incluso para más de una y más de dos resultaba un privilegio presentarse a los demás como señora de…anulándose a ella misma el apellido y olvidando que hubo una vez que fue otra persona, cuando todavía lucía junto a su nombre el vínculo que le unía a la familia en que nació y a la madre que la enseñó a ser señora.
Fueron tiempos en los que no se pensaba en trabajar fuera de casa y si por casualidad o circunstancia, alguna había hecho sus pinitos como secretaria, costurera o florista a la sombra de un respetado señor que hacía de jefe, era tiempo de dejarlo en el momento mismo en que se daba el salto al matrimonio, que no era de mujer decente salir de casa sin el brazo del marido.
Qué diferente es ahora la vida y qué dura también. Resulta que nos han dicho por activa y por pasiva que todo eso se acabó. Nos han ido moldeando con el ritmo de los tiempos y hemos contado a nuestras hijas que ya no son la sombra de nadie, que pueden y deben salir a comerse el mundo y que no hay o no debe haber diferencias entre un hombre y una mujer.
Pero de repente llega la crisis, la economía mundial se hunde y la cultura, como los derechos sociales y la independencia femenina dan un salto atrás. Ayer mismo leía en un medio de comunicación las cifras desoladoras del paro, cuantificando la situación en hombres “cabeza de familia” con mujeres y niños “dependientes”. Como si fuera fácil aceptar esa palabra y como si resultara cómodo para nosotras renunciar al esfuerzo tonificante de levantarte cada mañana con un deber que cumplir, remunerado y diferente al gesto rutinario y cansino de planchar la ropa. 
Y es que no hay trabajo que no sea digno cuando se hace para sentir que eres útil, pero es evidente que no hay nada más ingrato que pasarte los días y los años esperando con la casa limpia y la comida puesta a que sean los que vienen los que te cuenten como anda la guerra ahí fuera.
No quiero parecer una feminista exarcebada porque nunca me han gustado los extremos, pero es lícito luchar por lo que es justo. He llegado a oír que hay muchas mujeres que están muy cómodas en el paro, a las que les encanta ir al cole a dejar a los niños y echar unos ratos de risas y café. Pero por ahora sigo siendo una de ellas y quiero decirle muy clarito al que lo piense que ha debido de perderse entre las ramas y que el bosque de prejuicios en el que está no debe de dejarle ver el claro.
Hay veces, es verdad,  que no se puede luchar contra molinos y puede que te pases una vida esperando una oportunidad que nunca llega, pero lo que es cierto es que puedo dar fe de que a  todo el mundo le gusta mirarse sin pudor en el espejo y tener la sensación de que no gastó su vida en el intento.
 Feminista, además de demagoga…vaya tela…

martes, 11 de octubre de 2011

EL DÍA DE LA HISPANIDAD


Cuando me quedo alguna noche a ver los debates políticos de televisión, siempre me llama la atención algo que ocurre muy a menudo, algo que creo que forma parte ya de ese protocolo mediático necesario para que la gente crea que lo que está viendo es contundentemente serio. Cada vez que alguno de los contertulios va por el camino de la sensatez, cada vez que uno de ellos argumenta una cuestión con la frescura y la sencillez con la que lo haría alguien mundano, siempre hay otro que normalmente ocupa el lugar diametralmente opuesto de la mesa que le espeta de forma elocuente y altanera que eso que está diciendo es demagogia.
Aun a riesgo de ser tildada como ellos, y suponiendo que la mayoría ni siquiera sabe muy bien lo que significa la palabra, tengo que decir que yo debo ser muy, pero que muy demagógica en mis creencias y en mis actitudes. Lo noto en que casi siempre estoy menos de acuerdo con cualquiera de esos lumbreras que con lo que piensa el carnicero de la plaza, el maestro de mi niño o mi amiga de la infancia.
Y es que mi madre, que como ella dice sobrevive sabiendo las cuatro reglas y por dónde pasan los ríos de España, me enseñó que la economía no es más que sentido común y que por mucho que nos perdamos en conceptos de inflación, devaluación y otras palabras extrañas, en una casa no se compran cigalas mientras no haya zapatos para todo el mundo y de tapeo no se sale, si no tenemos en la despensa un buen remanente de lentejas.
Mañana, día de no sé qué y desfile por todo lo alto. Digo de no sé qué y pienso que mucha gente se pondrá en mi contra, razonando que este es el día de España por aquello del sentimiento patrio. Pero siento decir que si nunca me gustó la fecha, menos aun me parece ahora de recibo que estando como está el patio, andemos gastando carburante y pagando dietas en desfiles para honor y gloria de una conmemoración que a mí siempre me ha dado un poquito de reparo.
El día de la Hispanidad que nosotros celebramos resultó ser el principio del fin de una era para una parte del mundo. Y aunque España es mi país y siento que me da escalofríos cuando resuena el himno, no es precisamente esa parte de la historia la que me llena de orgullo. Es evidente que los tiempos eran otros y que el concepto de la solidaridad, de la cultura e incluso del respeto por la vida de los seres humanos, no estaba todavía maduro en la conciencia colectiva. Decía un profesor de Medieval que yo tuve que el amor por los hijos fue un sentimiento burgués en el sentido cronológico del término, algo que nació mucho tiempo después de que Colón desembarcara en la otra parte del charco.
Si a esta “grima” que me da el día, le unimos la sensación de estar tirando la casa por la ventana, qué queréis que os diga, me hace pensar sin dudarlo que a más de una madre se le olvidó, hace unos años, decirle a su churumbel que no había dinero para el spectrum, que era necesario renovar los abrigos antes de gastarlo en maquinitas de juego.
A mí no me hacen falta desfiles para saber la labor que las Fuerzas de Seguridad del Estado hacen por España. Lo vemos a menudo en situaciones de incendios, en momentos en los que son imprescindibles la solidaridad, y ni siquiera lo sospechamos cuando actúan con la discreción y el celo que conlleva su trabajo. Creo que hay una enorme lucha diaria de muchísimas personas que en algunos casos arriesgan su vida para el bienestar de los demás. Desde aquí les agradezco a todos que su valentía sea el punto de apoyo y el motor para que en este país vivamos tranquilos. Mis condolencias más sinceras a las familias que han perdido un hijo, un padre, un marido, en fraternidad con una guerra que no es la suya ni la nuestra. Pero no me hacen falta desfiles para que los gerifaltes de los despachos luzcan sus galas, ni siento curiosidad alguna por saber el color del vestido que esta vez lucirá Doña Leticia. No sé cuanto vale lo que van a gastar mañana en combustible toda la fila de tanques, pero sinceramente preferiría que con ese dinero se les proporcionara más seguridad a esos hombres en sus labores diarias, se contratara algún médico de apoyo para mi Centro de Salud o un maestro nuevo para algún colegio que todavía espera que le cubran la vacante.
Qué vamos a hacerle, así soy de demagógica.

sábado, 8 de octubre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Os dejo un entretenimiento para el fin de semana.
¿Nunca habéis jugado a poner el inicio de una frase en Google y que el buscador  autocomplete la frase? Jo, salen algunas búsquedas alucinante que han ido haciendo la gente. Hoy he puesto "creo que"...y hay un tío de dice que "cree que es dios", otra que le cuenta a google que su novio no la quiere y en la última pantalla, a la respuesta de "tengo que ir", alguien va a hablar con un hombre sobre un caballo. Vaya tela como está la peña...ja, ja, ja





miércoles, 5 de octubre de 2011

BOB ESPONJA, DORA LA EXPLORADORA Y ALGUNA FANTASÍA MÁS


Últimamente, la verdad es que prefiero no ver los telediarios.  Sí, así de cateta me siento, porque como dice el dicho y perdonen ustedes la redundancia, castiguitos los que Dios me mande, pero buscármelos yo adrede, eso sería masoquismo.
Es que hay que ver como están las noticias: sube el paro más allá de las nubes, la economía no remonta a nivel mundial, los propios ministros del gobierno no se ponen de acuerdo ni haciendo una quedada sobre las cifras del desastre ni las estadísticas de la desesperación. Y por supuesto, sobrevolando a duras penas por el centro mismo de la tormenta y el drama, el sufrimiento de tantas familias que no saben si tienen presente y a las que no les queda dolor para conjeturar el futuro.
Lo que no podía yo imaginar es que esta crisis maldita afectara también por igual a seres de otros mundos a los que creía que salvaba la imaginación y la tierna credulidad de la infancia de vivir momentos amargos. Así que ayer, cuando me asomé tímidamente a la prensa con ese gesto aprendido de cuando veíamos películas de miedo, ese quiero ver pero poquito, lo justo para poder dormir esta noche, me quedé literalmente alelada, pegada a la tinta virtual de las palabras enunciadas con la expresión boba de quien pensaba que ya nada podría sorprenderla.
En pleno centro de Madrid, vamos en Sol para ser más exactos, se produjo un altercado el pasado fin de semana que no tiene nada que ver con cualquiera de los sucesos contados en el lenguaje aterrador del El Caso, en la verborrea pseudo científica de Iker Jiménez o la cadencia  mágica de las leyendas: Bob Esponja protege a Dora la Exploradora de recibir una paliza de Minnie. Toma del frasco, Carrasco… (perdón tengo que aclarar que esto lo proferí yo, nada que ver con el estilo periodístico y correcto del profesional que hacía la crónica). Pero es que, tiene telita el titular. 
Bueno, os lo cuento: parece ser que en estos tiempos que corremos, y partiendo de la premisa de que cualquier trabajo es digno, los personajes de dibujos animados más queridos por la gente menuda, han tomado al asalto las calles de cualquier ciudad. Con un traje de alquiler y un calor de muerte, la gente sale a buscarse la vida, haciendo por una propina las delicias de los pequeñajos que se sienten reyes coronados, cuando Dora la Exploradora, Winnie de Poo o alguno de esos personajes a los que, si acaso, han admirado antes en días de parques temáticos o tardes de cabalgatas, vienen ahora y sin previo aviso, a pedirles que posen con ellos para una foto mágica que papá guardará en el móvil o para un autógrafo auténtico, de esos de superhéroes, por los que mamá pagará, un poco disimulada para no herir la fantasía, un módico precio.
Pero fíjate que hasta en esto de los héroes de papel es el mercado el que manda y que está visto que cuando es el hambre el que aprieta, no hay protección mágica ni inocencia que valga. Así que la buena de Minnie, la de las largas pestañas y el lazo en la frente, sufrió un ataque de rabia al ver a la colega del mono, paseando por su territorio la mochila. Sujetó los pies a los tacones, se agarró el vestidito corto y propinó una tunda de palos a la del peinado a lo Marcelino que la estaba dejando tibia. Menos mal que como siempre los héroes que a mí más me gustan, esos a los que la naturaleza no confirió con belleza pero sí con corazón, están siempre al quite para luchar con molinos y allí aparecieron de un salto el bueno de Bob Esponja y el escudero Patricio para mediar en la lidia y terminar bien el cuento. Eso sí que sería un espectáculo y no el de José Luis Moreno con Monchito y Rockefeller: Dora “tirá” por los suelos, el mono aguantando la mochila, Patricio con el bañador bajado….qué bueno, qué grandes momentos de cine. 
Todavía lo ando rumiando y me río. Me imagino la escena y no tengo más remedio que rendirme ante lo festivo aunque en el fondo todo esté teñido de una verdad muy triste. 
Y digo yo por quitarle hierro al asunto…si estos están así… ¿cómo les habrá ido a los tres cerditos que se dedicaban a los negocios inmobiliarios?

sábado, 1 de octubre de 2011

BUEN FIN DE SEMANA

Espero que paséis un buen de semana y que en ningún momento os sintáis aburridos, pero por si acaso os dejo aquí el monólogo de Manu sobre el aburrimiento.
Se lo dedico especialmente y con todo mi cariño a Artur Mas que seguramente no lo entenderá. El se  lo pierde.

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