lunes, 30 de mayo de 2011

ALE HOP

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Parece ser que el ale hop del circo televisivo volvió a poner en marcha la función el sábado de madrugada. El accidente de tráfico del torero Ortega Cano ha vuelto a dejar patente que en la vida todo vale cuando se hace por dinero.
El azar, la negligencia o quizás la mala suerte ha hecho que el hombre perdiera el control del coche, chocando de forma aparatosa con un vehículo que venía de frente. Un suceso terrorífico como ese, en el que un ser humano perdió la vida y otro la tiene en juego, provoca, curiosamente, que las distintas cadenas, en especial telecinco, anden disputándose las audiencias para ver quien saca más rédito a la desgracia.
Y fíjate lo que es la vida, no podía ser más oportuno el hecho ya que en estos días el personaje andaba por la cresta de la ola de la popularidad, siendo el tema de conversación de esos corrillos tan animados donde lo mismo se juzga o se decide la orientación sexual de una persona que se defiende a capa y espada, porque eso es lo que vende, la belleza madura de la Duquesa de Alba, la elegancia exquisita del plumero que luce en la cabeza o el donaire elegante y señorial de un novio que se ha buscado.
Da para tanto Ortega Cano que hoy me he estado dando cuenta de que la cadena amiga telecinco se ha convertido desde ayer en un canal exclusivo dedicado, aunque eso sí, los periodistas han cambiado el tonito del discurso porque no estaría bien visto interpretar con chanza el trasfondo del suceso.
imagenes para sonicoPor la mañana, Ana Rosa conectando en directo con el hospital de Sevilla, un poco por mantenernos en vilo porque todos por experiencia sabemos que los partes son puntuales y que una vez conocido el de la mañana no hay oficialmente nada nuevo que añadir, que no sea el momento estelar esperado en que entra al recinto Rocío Carrasco u otro miembro de la familia con la que dicen que se cree que se habla que el famoso torero no se llevaba muy bien. Para no oler a buitre, ya se ha encargado el programa de sacar a su propio “experto”, uno que lo mismo sabe de asesinatos en serie que de robos con butrón, para decir a la gente que él cree que por la frenada Ortega no iba borracho, así alimentamos el morbo, manteniéndonos al margen como estrategia estudiada.
Ayer aprovechó la Campos, no importa que hubiera amistad. Como toda la familia anda metida en la tele, pues ya que tenemos a Chayo, ¡oye! que haga el numerito. Ahora es “mi tío Jose”, cuando hasta hace unos días la herencia los traía locos.
Esta tarde “Sálvame”. Ahí están encantados. Han alimentado tanto la historia de si es o no gay, que incluso los colaboradores se dividían en dos según dieran o no crédito a lo que se cuenta. Esta tarde estarán compungidos porque claro es lo que toca, aunque después de la pena, seguro que exponen el guano que es una forma fina de definir a la mierda.
Y ¿qué me decís de los supervivientes? ¿Y el morbo de contar en directo a su cuñada Rosa la tragedia que se vive en España?
Qué curiosa y a veces qué absurda es la vida. Mientras que algunos se frotan las manos muchos pensamos en el sufrimiento, en los hijos que se han quedado sin padre y a los que, cosas del destino cruel, la foto con el famoso les ha arruinado la vida.
Pero es que la otra víctima no importa, ni siquiera importa Ortega. Lo único que vale esta vez como tantas, es el bla bla bla de la platea y la audiencia que se traduce en billetes en la caja.
Pensareis que estoy muy puesta en esto de la tele rosa. Y es verdad porque mi pie que me ha tenido en reposo, me ha dejado asistir perpleja al ale hop de este circo, y a la vergüenza absoluta de seguir con la tele puesta.

lunes, 23 de mayo de 2011

LA RISA

¿Nunca os ha dado un ataque de risa? Pero ¿uno de esos en que se llora? Ay madre mía. Con lo mal que se pasa.
imagenes para blogspotPorque el problema de los ataques de risa no es sufrirlos ni que se te vaya el rimel si te coge en un “momento glamour”. El problema de esos accesos de carcajadas es que la mayoría de las veces, o al menos ese es mi caso, sobrevienen en el momento más inoportuno, cuando en tu fuero interno sabes que no es tiempo de hacer gracia o cuando sospechas que se está dando cuenta de la movida el sujeto protagonista y provocador del desternille.
Yo tengo a mi favor ser una persona de risa fácil, lo reconozco. Me gusta tomarme la vida con humor porque soy de las que piensa que tristezas, bastantes te da la vida. Así que me encanta rodearme de gente que me haga feliz y que sean capaces de entender el puntito hilarante que hay detrás del día a día.
Hay veces que la risa es compartida. Para eso tengo sobre todo a mis hermanos. Creo que nos conocemos tan bien que a penas hace falta una mirada para encontrar la complicidad completa, ganada a lo largo de los años compartidos, cuando no había más remedio que aguantar la chanza y soportar el chaparrón del risoteo, sentenciando desde tus adentros: ya os llegara el momento…
Y otras veces, a mí me pasa mucho, la risa la vivo en soledad, y esa es la peligrosa. Porque claro, estar en una reunión y celebrar los chistes, eso no tiene mucho mérito, lo difícil es justificar ese farfullo de palabras o ese gesto indomable que te surge de momento, en la calle, en la consulta del médico, en una reunión o en el trabajo, cuando viene a tu memoria algún recuerdo de esos que atosigan la memoria.
Entonces es cuando se hace difícil continuar con el “run run” que te rodea y concentrarte en aguantar la mueca, mientras la boca te delata la sonrisa. ¿Vais a decir que no os ha pasado nunca?
Debe ser, estoy convencida, que nuestro cerebro está dividido en múltiples compartimentos, en montones de cajoncitos donde clasificamos el movimiento mecánico del tecleo, el sonido estridente de una música lejana, la necesidad de comprar lo que falta en la nevera…y hay veces, cuando menos te lo esperas, que el desorden y la dejadez de la memoria hace que el recuerdo de ayer se desparrame y durante un momento de pánico, se desborde por la mente aquel segundo en que alguien consiguió soltar tu risa, a sabiendas, con un chascarrillo, con un chiste o con la simple estupefacción de su presencia.
Me consta que hay gente que ha tenido verdaderos problemas con el tema. Reírse, que es tan sano, puede dejarte muy mal si te pasa en un momento inoportuno y hay miles de anécdotas al respecto. A mí me pasó una vez en una entrevista de trabajo…y la cosa tiene su guasa. Me llamaron del INEM pero, típico en ese organismo, no me dieron ni una pista de quien me ofrecía el trabajo ni el puesto en cuestión. Yo, siguiendo el protocolo que nos sabemos de memoria los que andamos siempre con el curriculum a cuestas, enseguida me busqué la ropita adecuada (seria y a la vez elegante) que me hiciera quedar bien. Encontré en el fondo de armario una chaqueta magnífica de un color verde oscuro y para que me combinara me puse un pantalón de un beige tirando a marrón. Camisa del mismo beige…ya sabéis tonitos neutros para no destacar. Todo bien…sólo hubo un pequeño problema. Cuando llegué a la entrevista me enteré que el trabajo era para el Ministerio de Defensa, concretamente para el ejército de Tierra, así que tuve que asistir en directo a la cara de asombro absoluto de aquellos dos señores, un coronel y un subteniente que me vieron entrar con mi carpetita y vestida exactamente igual que ellos. Tengo que decir de corazón que lo difícil no fue la encuesta ni el examen, lo verdaderamente trágico del momento fue aguantar las ganas que tenía de reírme. Ah! eso sí, el trabajo lo conseguí.

viernes, 13 de mayo de 2011

UNA CIUDAD LLAMADA LORCA

Lorca es una ciudad a la que yo nunca he ido. En Lorca viven unas personas a las que yo no conozco y a las que probablemente nunca conoceré. Y fíjate, con lo bonito que es el lugar y cuánto daría yo ahora porque ese nombre continuara siendo para mí solamente un punto de la geografía española por visitar, únicamente un nombre en el mapa de este país que nos hace a todos compañeros de idioma y de historia.
Pero estos días Lorca ha llegado hasta mi casa envuelta en el papel de las desgracias sin sentido, esas que nos remueven el cuerpo por dentro y nos dejan vacío el corazón. Y hoy no podría hablar de otra cosa porque tengo la retina inundada de tragedia y porque no me permite el duelo separarme del dolor de tanta gente.
Cuántas veces hemos escrito que la naturaleza que nos da la vida, sabe también burlarse de nosotros. Ese tiempo que dijimos que no existe es capaz de arrebatarnos, de pronto, de las manos de un pasado que sabemos que existió, y en unos escasos segundos, abandonarnos sin futuro y sin presente porque ya no queda nada.
imagenes para Hi5No puedo dejar de pensar en ellos. No tengo manera, ni por un momento, de ponerme en el lugar de toda esta pobre gente que sintió temblar la tierra y que después sintió temblar el alma cuando la desolación ya no tenía palanca de marcha atrás, ni había freno posible para esquivar el golpe. Y es inútil, aunque no cambie de canal y me obligue a mí misma a masticar la crueldad de la desgracia, intentar imaginar el dolor soportado por esas familias que han perdido a alguien de esta forma tan absurda, y por tantos miles de seres humanos que deambulan por los portales de su casa, donde la ruina guarda esas cosas que a veces nos parecen tan insignificantes pero que son nuestra identidad, nuestra raíz, nosotros mismos.
Sé que puede parecer insensato, ante la magnitud de las pérdidas, pensar en las cosas pequeñas. Es evidente que ahora mismo, lo urgente, lo importante después de despedir a los seres queridos y abrazar a los heridos, son los negocios, las casas, los coches, todas esas pertenencias que nos hacen posible continuar con la vida. Eso no tiene discusión ni debate. Pero hoy pensaba yo en tantas casas demolidas en las que no se puede entrar y que arrastrarán con ellas para siempre las fotos de los hijos de pequeños, los vídeos de la abuela que no está, el vestido de novia escondido en el altillo…tantas pequeñeces con las que vamos dando puntadas a este abrigo para el frío que es al fin y al cabo la vida. Qué tristeza debe ser quedarse, de repente, sin memoria y sin recuerdos.
Siento muchísimo lo que ha ocurrido, de corazón. Estoy muy enfadada hoy con este Planeta vengativo que nunca discrimina y siempre acaba atacando a los más débiles. Me noto el vacío infinito, alojado en el fondo de los ojos que han llorado, instalado en un lugar dentro de mí que he creado en homenaje a su tristeza.
Ánimo. España es mucha España y sabéis que no estáis solos. Toda mi solidaridad, mi cariño y mi admiración por esa ciudad que ya nunca será lo que era, pero que no me cabe duda, sabrá salir adelante porque desde aquí se ve que saben, muy bien, lo que es la lucha.

domingo, 8 de mayo de 2011

EL TIEMPO

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Decía un sabio conocido que el tiempo no existe. Basaba el hombre su afirmación en un argumento curioso, y es que según su teoría cuando miras el reloj o preguntas qué hora es, el segundo que la respuesta te indica ya es pasado en el momento de llegar a tus oídos, con lo cual, no existe el presente y sin él no existe el tiempo.
La verdad es que es de esos galimatías que si te vienen de pronto a la cabeza, pueden llevarse ahí dando vueltas por el entendimiento limitado de mis pobres neuronas hasta que, una de dos, o lo aparte de mis pensamientos en un ataque de “no puedo más con la vida”, o me venga al bendito Internet a ver que dicen al respecto otros sabios del sector.
Pero lo que sí tengo claro, y para eso no hace falta ser una lumbrera, es que la medida del paso de la vida no está clara. Yo digo que un kilo de arroz es un kilo aquí y en Manila. Queda demostrado con esa absurda idea de que donde comen dos comen tres, que de eso nada monada, comerán tres pero comerán menos ¿o no? Un litro de agua es un litro y cabe en la misma botella aquí o en cualquier parte del mundo, aunque por desgracia haya lugares en los que tu vida dependa de tener o no acceso a ese litro. Pero el tiempo, para mí que ese elemento es algo tan subjetivo que es difícil ajustar a una medida estipulada o a una normativa dada.
¿Creéis que dura lo mismo una hora de charla con un amigo que la misma hora en la cola de la carnicería? ¿Es el mismo tiempo el que pasa cuando estás en buena compañía que cuando vas al dentista? Y los nueve meses de embarazo, por ejemplo…lo pronto que pasa para los demás y a ti se te hace eterno. Conversación cuando te encuentras a una amiga:
- ¿Ya estás tú para tenerlo? Yo creía que todavía te faltaban por lo menos tres meses…
Tres meses más…(piensa la de las piernas hinchadas y ciática perenne) y me corto las venas con las uñas, vamos…por Dios…..
Porque la verdad es que el tiempo pasa de forma diferente por la vida de cada cual. Supongo que dependerá de nuestras prioridades, tal vez de las necesidades o de la forma de entender la vida. Quizás, si al nacer supiéramos cada uno cuánto nos toca vivir, probablemente sería más fácil ajustarlo, dependiendo de la cantidad de vida que nos fuera dada en el reparto y probablemente sabríamos en qué gastarlo y en qué ahorrar ese oro líquido gratuito que nos concede el destino.
Bueno, bueno…ando releyendo la entradita y me parece que hoy está la cosa filosófica, así que dejo la tabarra ya. El tiempo (el meteorológico) está de lujo hoy en esta parte del mundo, así que voy a aprovechar. ¿Se me hará largo el paseíto por la playa? ¿Se me pasará en un pis pás? Bueno, os dejo que si el presente no existe…ya estoy tardando.

martes, 3 de mayo de 2011

MIS MANÍAS

Hay veces que los temas para el blog me persiguen. Y todos diréis ¿y esto que quiere decir? Pues me explico.
Hay veces que por casualidad me encuentro en una conversación o leo una noticia jugosa y siempre pienso: esto es tema para el blog. Porque la verdad es que desde que me he construido por mi cuenta y riesgo este estrado desde el que os doy la tabarra del discurso, ando con las orejas abiertas de par en par, analizando y cocinando las historias que me llegan para luego dar pie al debate. Qué vamos a hacerle, cada cual se divierte o se distrae con lo que quiere.
Bien, pues el otro día, con la emoción del premio y todo lo demás, me dejé en el tintero un tema que no deja de ser curioso. Como os conté, mis amigos Kike y Fer me habían otorgado un galardón que llevaba implícito una exigencia. En el caso de Kike, creo que con la entrevista de la página Blog del día quedaba un poco cumplida ya que él solamente me pedía que contara algo sobre mí. Pero en el caso de Fer, el premio se concedía si se hablaba de algo más singular, más especial como son las manías.
Tengo que decir que yo no me considero una persona maniática. No soy muy de rituales ni de costumbres medidas. Creo que eso es debido principalmente a que en mí no se cumplen ninguna de las dos características que debe tener una persona maniática: no soy ni ordenada ni extremadamente supersticiosa.
Y es que al menos yo siempre he pensado que son esas dos formas de entender la vida las que te obligan, en unas ocasiones para guardar el orden exacto de las cosas y otras para no herir la sensibilidad del universo que nos mueve, a seguir un patrón que la mayoría de las veces es algo solamente anecdótico y en otros casos extremos puede llegar a convertirse en un verdadero problema.
Yo tengo, o al menos soy consciente, solamente una manía y no deja de ser llamativa y ”sinsentido”. Como en esta vida alocada tenemos miles de compromisos diarios, reconozco que soy mucho de calendario. Me gusta tener uno con grandes huecos blancos entre los números donde voy apuntando, con premeditación y alevosía, lo que tengo que hacer en el tiempo venidero. Hasta ahí, creo que es algo que no debe ser considerado “caso grave”. Pero hay una cuestión que como diría mi hija “me raya” y que nunca he comprendido. A medida que los días pasan, los voy tachando del calendario, no sé si para que se vea más claro que he ido cumpliendo con todas las responsabilidades apuntadas o para dejar señal de que he vivido. Ahora, eso sí, como un día me equivoque y tache el día en el que en ese momento vivo, es decir, el hoy, me da repelús, no lo puedo evitar. Me di cuenta una vez, sin querer, cuando me descubrí a mí misma relatando y tachando la raya de rotulador con la que había dejado atravesado por la mitad el hueco del presente. Me pregunté a mí misma en un arranque de contrariedad a qué venía ese malestar que no pude dejar de sentir las 24 horas y no estoy, a estas alturas, muy segura de la respuesta. Creo que es una especie de sensación extraña, como si tachando el día tuviera la osadía de estar segura de vivirlo, como si con ese rayón provocara de alguna manera al destino, y este pudiera decir: ah! ¿Si? ¿Tu estás segura de que vas a vivir el día entero? Qué paranoia más extraña.
Decía al principio de la entradita que a veces los temas vienen a mí, y es verdad. Llevaba unos días pensando en hablar de esto de las manías y este fin de semana, curiosamente y sin provocarlo, me encontré de lleno en una conversación sobre el tema. Estuve en un evento familiar y durante la comida le preguntaron a un familiar cercano que tengo que es psiquiatra el motivo de estas costumbres, refiriéndose en concreto a una serie de rituales que realiza Rafa Nadal mientras compite: se toca la nariz y las dos orejas, cierra de forma parsimoniosa la botellita de agua…
En este caso decía mi cuñado, el especialista, que son formas de mantener el control y aislarse de lo de fuera. Cuando realizas una serie de movimientos que son para ti familiares y habituales, te abstraes de lo que te rodea y tienes la sensación de que estás en tu terreno, en tu entorno, donde eres tú el que mandas.
Qué curioso ¿verdad? Yo como siempre con estos temas, embobadita estuve hasta los postres. Fue muy interesante la charla.
Bueno, a ver ¿Quién confiesa una manía?

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