viernes, 30 de diciembre de 2011

FELIZ SEGUNDO


Hace tiempo que dejé de creer. Es triste pero es así de verdad, y lo peor de todo es que el hecho es tan inamovible como el color de mis ojos o la tonalidad de mi pelo, por muchos experimentos en los que me empeñe en alguna tarde aburrida. Como tal, he tenido que hacerme a la idea de que hace tiempo que pasó la edad en la que pensaba que los hados, la religión o la suerte, intervenían en la cocción lenta y artesana de la salsa de mi vida.
Evidentemente eso no ocurrió un día así como si nada. No me desperté una mañana con la sensación de haber soñado, ni con la ligera intuición de que algo me había sido rebelado desde un púlpito imaginario. Supongo que fue el paso del tiempo y la decepción de quien espera un milagro, lo que hizo que se fuera infiltrando entre los poros de la piel, una sensación pastosa y cruel de que las cosas sólo se consiguen por el camino del esfuerzo y por una antigua senda de rastrojos, donde es fácil perder la piel.
Pero fíjate que llega esta fecha en que el año se despide y hay algo en mí que se conmueve. Es un sentimiento que no entiendo, pero releo los post anteriores donde os felicitaba y me encuentro escribiendo sobre la misma sensación. Probablemente es una chispa que debe llevar escondida mucho tiempo en un lugar del corazón, tanto que no le ha sido posible a la madurez o al calendario, azuzarla con la vara de la desesperanza.
Y es que es curioso que mi mente racional que me insiste una y otra vez en que no hay nada más que lo que uno es, parece que se rinde ante mi parte sentimental, justo el momento necesario para que esa frontera entre el año que se va y el que viene, esa pequeñísima porción de tiempo entre el último latido que se esfuma y el primer llanto que llega, me pregunte a mí misma por qué no va a ser verdad, por qué no voy a tener la oportunidad de que el nuevo almanaque traiga con él una felicidad que no sé en qué consiste, pero que siempre espero.
Suena la penúltima campanada, me tomo (cuando consigo acompasar el tiempo) la penúltima uva, y en ese momento siento el crujido. Es un sonido que viene de dentro, de lo más profundo de la infancia encontrada o de la juventud perdida, del tiempo ancestral en que era fácil creer porque era fácil ser niña. Y entonces me sorprendo a mí misma rezando de alguna manera a no sé qué sueño o qué demiurgo extraño, pidiéndole  a la esperanza que no me desampare ante lo que tenga que venir,  y musitándole al tiempo que se cuela entre burbujas, que ruegue por mi gente a la salud y que vele cada día ante el altar del dios de los deseos no cumplidos.
Dura justo un segundo pero es espectacular. Tarda en pasar por mi existencia lo mismo que un pestañeo o una sonrisa, pero me llena de vida. Viene y se va en el espacio justo en que es difícil apreciarlo por el fondo de pantalla que acompaña ese espacio de locura, pero yo sé que está ahí a pesar del ruido, yo lo siento crepitar desde el fondo acolchado de un órgano que sólo se siente pero al que todavía nadie ha visto.
Por eso estoy aquí hoy, para pediros que os dejéis llevar por aquello que no vemos. Para animaros a olvidar abiertos los oídos del sentimiento y escuchar el sonido que produce dentro del cuerpo aquello en lo que cada uno cree. Tengo la sensación de que hay que estrenar la ilusión con los brazos abiertos, los sentidos despiertos y la necesidad, loca, absurda y extraña de creer en la magia.
Feliz segundo, feliz año.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Y LLEGA NAVIDAD

Parece que fue ayer cuando me senté dispuesta a felicitaros la Navidad y un próspero 2011 y ya estamos de nuevo aquí. Como manda la tradición familiar, mis pequeñajos de nuevo se han atrevido con un villancico. Un año más, ellos han vuelto a poner el corazón y Josema ( el músico de la familia) la paciencia para hacer algo quizás no muy artístico pero sí muy emocionante. Y es que no puede haber mejor Navidad que la que se siente siendo un niño.
Parece mentira pero crecen. Este año Dani el travieso, que ya tiene cuatro, ha sido capaz de cantar una estrofa. Esa se la dedicamos, por el ceceo de su paleta mellada, a todos los Durán Lleida y Artur Mas del mundo para que sepan que Andalucía es mucho más que un acento. Carlitos cuando vió el micro, decidió pedirle directamente a los Reyes eso que le hace ilusión, un marciano verde pero que sea malo y demostró que villancico, villancico, a él el que le gusta es "dulce, dulce Navidad".
Los mayores parece que van entonando, aunque hay alguno ya como mi hijo que empiezan a situarse en el límite de la edad del pavo, y se les hace cuesta arriba la ñoñería de los chicos y la risa floja de los papás.
Para mí particularmente, sigue siendo una gozada el rato que echamos con ésto. Espero que lo disfrutéis y que todos nos contagiemos de la inocencia, de la sana alegría de vivir y de esa sensación antigua de que todo está controlado, de que hay alguien que nos cuida y una magia especial, puesta en el mundo en que vivimos para hacernos feliz.
Que paséis unos días maravillosos. Feliz Navidad.





domingo, 18 de diciembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

No sé si habréis visto alguna vez este tipo de pintura. En este caso se trata de un pintor británico, Julian Beever (no creo que le toque nada al famoso Justin) que hace estas maravillas en 3D pintadas en el suelo de cualquier calle. Hay veces que es difícil distinguir la ficción de la realidad. A mí me encantan.




jueves, 15 de diciembre de 2011

FELICITACIÓN


Aquí os dejo mi último entretenimiento en Photoshop. Es mi postal de Navidad para un grupo de amigos que se me han hecho indispensable: mi pandilla de internet. Un beso.

lunes, 12 de diciembre de 2011

LA FÓRMULA


Parece que la Navidad anda instaurándose ya en cada casa. Tengo la sensación de que todos los años ocurre lo mismo. Intentas hacerte la remolona, como si no fuera contigo, y te sorprendes de la velocidad a la que los demás adoptan la fiesta, como si hubiera que bebérsela de un sorbo en cuanto comienza noviembre. Pero luego llega el puente de diciembre, comienzan los anuncios de perfumes y parece como si de repente se instalaran en tus sentidos el aroma de pestiños y el sonar de campanillas. Y a partir de ahí, empieza todo. Te entra la prisa por “encargar” los regalos, haces el esfuerzo de bajar el arbolito de marras de ese sitio inalcanzable donde estaba y empiezas a darte cuenta de que para ciertas cuestiones sí que vas ya un poquito tarde o te has quedado un “muchito” desfasada. Me refiero sobre todo al tema de los juguetes.
Supongo que como en otras muchas cosas que nos vemos obligados a hacer enmarcados por una fecha concreta, somos demasiados queriendo lo mismo y las empresas con sus publicistas que son las personas más listas del mundo, juegan con nosotros hasta el punto de convertirnos en muñecos alienados con una única misión en la vida: comprar lo que nos ofrecen.
Si a esta fórmula mágica de Navidad+Regalos+Publicidad2 se le añade la ilusión de mamá elevada al cubo para que el niño tenga por un día todos sus deseos, nos encontramos, como resultado detrás del igual, madres locas corriendo por los supermercados y pidiendo a páginas de Internet del Reino Unido, las últimas muñecas de moda.
Todos los años desde que tengo hijos ha ocurrido con algo. Siempre hay un juguete concreto, normalmente el más popular, que no hay manera de encontrar por ningún sitio. Yo no sé si la culpa será de esa gente previsora que he oído decir que empiezan a comprar en agosto, habilidad que siempre me ha sorprendido, sobre todo porque mis hijos, hasta última hora, una vez vistos los anuncios y sabido y contrastado lo que pide su amigo del alma, nunca han tenido claro cual iba a ser su elección. Puede que ni siquiera sea eso, tal vez, hoy me siento teórica de la conspiración, todo sea producto del marketing brutal del que somos pobres víctimas en manos de unos despiadados verdugos.
Este año ha pasado con unas muñecas horrorosas que son la ilusión de todas las niñas. No pongo nombre porque me da rabia hacerles publicidad, pero son una especie de engendro entre la Barbie de los modelitos y la moda del Halloween de las narices que ya sabía yo que no arrastraría nada bueno.
Una de mis sobrinas, la que está justo en la edad, ha pedido la muñequita. Pero es que encima, por si no fuera poco ya el hecho de que no hay forma de encontrarlas, se da el caso de que son varias muñecas, y a su vez cada una de ellas vestida recreando diversos momentos de su ajetreadas vidas: las hay en pijama, de fiesta….que sé yo, así que antes de lanzarse a la carrera de la búsqueda por los centros comerciales, hay que hacer un master para que luego no pase eso de: ésta no es la que yo quería, frase lapidaria donde las haya que le arruina el día seis al más pintado.
Así que yo que por desgracia tengo libres las mañanas ando al quite, espiando las conversaciones de la puerta del colegio (léase Cuartel General de la CIA) donde llega fresquita la información de una posible remesa de muñecas monstruos.
Hace poco di con un informe secreto según el cual ese día, en el Carrefour de mi localidad, habría una entrega mañanera. Isofacto llamé a mi cuñado-cómplice y nos fuimos al super. Llegamos a las 9:59 hora zulú. Pensamos que íbamos bien pues el establecimiento abre a las 10:00. Pero cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que las puertas habían sido abiertas unos minutos antes (esto nos hizo sospechar de algún chivatazo) y que ya se había desarrollado una batalla campal por coger las pobres existencias que llegaron, en la que tuvo que intervenir un guarda de seguridad y en cuyo fragor un padre torpón había sido revoleado por el suelo, mientras se producía la carrera a empujones de aquellas madres coraje.
Menos mal que existe Internet y esto nos abre puertas al mundo. La que más y la que menos al parecer se ha puesto las pilas y ya ha pedido la muñequita a Gran Bretaña e incluso a Estados Unidos. El otro día me tocó ir de cumple y una de las madres me contaba orgullosa que ya había recibido el pedido. Hombre, lo único malo es que el cd que trae viene en inglés, me decía contrariada…no sé yo la niña…pero, mira ¿sabes que te digo? Que así aprende idiomas.
Ay, por Dios, qué complicada es la vida.

jueves, 8 de diciembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Hoy no es fin de semana, ya lo sé...je, je, pero como es fiesta y la semanita está resultando algo rara, os dejo un entretenimiento por si os sentís aburridos en este día extraño.
Ayer mi hija, que se conoce toda la red al dedillo (para eso es una adolescente de su época) me recomendó esta página. Se llama google gravity y la verdad es que entretiene un ratillo y además al menos para mí tiene algo de antiestrés. Probad a hacer una búsqueda, una vez escrita le dais al botón intro y jugad a arrastrar con el botón izquierdo del ratón. Es por lo menos curioso.
Un besote.

http://mrdoob.com/projects/chromeexperiments/google_gravity/
Si no funcionara el enlace sólo tenéis que poner en google: google gravity y sale.


martes, 6 de diciembre de 2011

EL DIA DE LA CONSTITUCIÓN


Hoy he visto a mi hijo hacer unas actividades para el cole sobre el día de La Constitución. Y escuchándolo hablar de deberes y derechos he tenido, no sé por qué, la sensación de que este año algo ha cambiado.
Supongo que como en todo en la vida, los momentos de crisis y penurias económicas hacen que la gente se replantee cosas que antes se daban por bien hechas o bien adquiridas y que en cambio ahora, no sé si por el estado continuo de melancolía en la que Europa nos tiene imbuidos, me han hecho ver a nuestra Constitución ojerosa, ajada y tocada mortalmente en algunos puntos que yo creo fundamentales en la esencia de su creación.
Hubiera sido impensable por ejemplo, hace apenas unos años, que hubiera un clima tan hostil hacia la monarquía. Nuestro Rey, al que aceptamos en un ejercicio de conciliación política para hacer más fácil el paso de un sistema a otro, tenía ganado un respeto que él mismo se labró, aceptando el papel que se le daba y accediendo a representar a la España que el pueblo elegía democráticamente en las urnas. Hoy nos enfrentamos a una monarquía que parece que se desvirtúa a medida que Juan Carlos se hace mayor, y la familia “supuestamente” (esto queda muy bien en la tele), multiplica los dispendios y las apropiaciones indebidas en nombre de la Casa Real.
Esa norma legal, tan estudiada y tan protegida de los cambios bruscos, tan custodiada de los vaivenes ideológicos de las distintas formaciones que pueden gobernar, ha sido cambiada y retocada estructuralmente en dos días, en nombre de mercados económicos que nos son ajenos.
La Historia más reciente de España, a la que dimos carpetazo con una generosidad desmesurada por parte de los sectores de izquierda, sin juicios por crímenes de guerra y sin atender a reclamos de la parte vencida, esa Historia nos explota ahora en la cara, tal vez porque ha llegado el momento de la madurez suficiente para prender la mecha o quizás empujada por un débito antiguo que esa izquierda, regida por el partido socialista que gobernaba, sentía con los suyos. La Ley de Memoria Histórica, el Valle de los Caídos, las dos España de nuevo, cabalgando por aquí.
El derecho al trabajo, ese pobre argumento ha quedado travestido en un “ojalá tengamos trabajo” que es a lo máximo que puede aspirar a decir un político serio, porque la posibilidad de cumplir ese precepto ha dejado de estar en nuestras manos.
El derecho a la vivienda digna, ese está siendo vulnerado cada día con políticas favorables a los Bancos, que en su favor han hecho del desahucio el pan que nos comemos, con las noticias, cada día.
Y por encima de nuestras normas cuidadosamente elaboradas, por encima del juego que propusieron denominado democracia, se ha instaurado un movimiento de indignación y de pundonor que ruge en las calles y que no hace más que decirnos en voz alta, que esta Constitución nuestra con la que creíamos crecer seguros, se ha convertido en papel mojado en manos de unos tecnócratas ambiciosos, que deciden desde su sede en Bruselas quien debe gobernar o a quien proporcionar jaque mate en una jugada maestra.
¿Qué nos queda? Nos queda una bandera que parece que sólo nos representa a todos cuando juega Rafa.  Nos queda un macro puente con el que inaugurar diciembre. ¡Ah! sí y un himno, una música sin letra que tarareamos juntos cuando mete un gol Iniesta. 
Qué pena me da.

viernes, 2 de diciembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Parece que la Navidad ha dado ya su pistoletazo de salida más comercial y sanguinario. La publicidad ha tomado como cada año las calles, los periódicos y los buzones para recordarnos, una vez más, que la ilusión prefabricada está ya ahí a la vuelta de la esquina y que queramos o no, con tópicos o sin ellos, es ilusión al fin y al cabo y estamos todos deseosos de ella.
Os propongo, como entretenimiento, recordar alguno de los anuncios o alguna de esas músicas que año tras año  han estado encargados de abrir la veda de las compras, de las prisas y también, por qué no de la nostalgia.
Yo propongo esta canción de un grupo inglés "The New Seekers", que durante mucho tiempo y de mano de la Coca Cola, era la confirmación definitiva de que la alfombra roja estaba preparada y en el corazón que era joven y dispuesto, se instalaba la alegría.
Si me proponéis algún otro, dejadme en el comentario el enlace y los colocaré en vuestro nombre.
Buen fin de semana de diciembre






El Almendro vuelve a casa en Navidad, el anuncio lacrimógeno de Geli

 Las muñecas de famosa, en especial para Juan  
El anuncio de Mónica:
 
Este de Renfe que nos deja Juan es muy bonito y yo no lo recordaba:
 Y bueno, el de Encarni me recuerda al romanticismo bobalicón propio de la edad...ja,ja

martes, 29 de noviembre de 2011

SAINETE FAMILIAR

Me da a mí que este año, al Rey le fastidie Iñaki el discurso de Navidad.
Tiene guasa, pensará el hombre en la soledad de un humilde salón: por mucha clase de vela y por mucho colegio de pago que te empeñes en dar a los niños, luego pasa lo de siempre, lo que no debe pasar: se juntan con gente cutre, se mezclan con casta obrera o incluso, por dar por saco, se casan con un niño pera que al final, te deja fatal.
Por allí andará la reina intentando animar al marido y procurando, como hacemos todas, que el hombre no le de el día. No quisiera la pobre pensar que la hija se altere de veras, y por una tontería, no deje a sus niños rubitos comer las croquetas de pollo que hace la yaya Sofía.
Mientras, pienso yo, andará repasando despacio la lista de lo que estos días no tiene más remedio que hacer. No puede ser que en su casa, donde todo está tan medido, haya que llamar a la bulla para que prepare el vestido a Manolo Pertegaz ; algodón sencillito de cárcel si lo de Iñaki va mal, o chaqueta a cuadros de tweed que luce muy bien al ganar.
-Habrá que poner dos camas- le cuenta al marido nerviosa-porque los niños se quedan. Si todo va bien unos días y si no tendrán que ser más ¿quien se hará cargo de ellos cuando tu hija se vaya a un no se qué de un bisbis? ¿o en español se dice bas  bas?
Y el rey ni siquiera contesta, la pierna le duele horrores y no está "pa" decoración.
-Hay que ver- comenta emotivo- con lo bien que nos iba todo, con las ganas que tenía de una jubilación. ¿Cómo le digo que me voy al niño, dejándole este marrón?
En fin, cosas de casa que en el fondo te alegran la vida, no sé si por envidia insana o por la grata satisfacción de saber que los ricos lloran, que las habas se siguen cociendo y que a los amigos los buscas, pero en cuanto a la familia…a esa te la dio Dios.


viernes, 25 de noviembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Mirad que página más graciosa he encontrado para reirse al menos unos segundos. Cuando salga la cara, haced click con el ratón en un ojo, en la boca, en la nariz...es entretenido.

Pinchad aquí

miércoles, 23 de noviembre de 2011

YO TAMBIÉN FUI PRESIDENTA


Hace unos días leí una entrada del amigo Juan en su blog http://ellugardejuan.blogspot.com/2011/11/yo-fui-presidente.html donde contaba su experiencia cuando fue presidente en una mesa electoral. Me pareció una buena idea y le pedí permiso para ser una "copiota" y contaros que yo también fuí presidenta.
Bueno, presidenta, otra vez presidenta y vocal porque como ya le contaba a Juan en un comentario, tengo la impresión de que en la lista que se maneja en ese organismo en el que se decide quien se sienta en la mesa de playa, alguien que me quiere mal o simplemente con muy mala baba, ha debido poner en bolígrafo rojo una señalita que reza: llamadla, llamadla, que esta es tonta. Porque vamos, no me explico de otra manera, cómo es posible que ya vayan por tres las veces que he cumplido con la patria.
De las tres fue la primera, la que llevo dentro del corazón. Rondaba el año 86 y yo acababa de despertar prácticamente a la vida electoral. Así que me veis allí, votante por vez primera, elecciones generales y autonómicas juntas y para más inrri, presidenta de mesa.
El día fue complicado, sobre todo porque me tocaron los dos interventores más “pejigueras” del mundo. Y cuando digo dos, no es porque hubiera sólo dos, había una legión de ellos, pero como todos imaginaréis, éstos eran representantes de los dos partidos guays, y tenían entre ellos una inquina-pique-controversia, que seguramente ya era antigua pero que yo me la “comí” como nueva.
Nada más acercarse alguien a la puerta, ya estaban los dos como en tensión, observando si el votante hacía algún comentario, si yo le guiñaba el ojo, si el sobre estaba cerrado…no os podéis hacer una idea.
Cada hora o cosa así, uno de los dos venía y me hacía revisar el confesionario que había en la sala, para que me cerciorara de que estaban sus papeletas y no quitaban ojo de los vocales a ver si alguno hacía trampa o no tachaba al que debía.
La primera anécdota llegó prontito, como pasa algunas veces en la lotería. Un señor entró muy temprano y vio que no había nadie en la cola. Yo no sé qué le rondaba la cabeza que ya desde la puerta dijo, en voz muy alta y mientras se nos acercaba: ¡Fulanito de tal! (no lo hago por proteger su intimidad, es que sería incapaz de recordar su nombre) y dando dos grandes zancadas, sin encomendarse a nadie ni esperar a que los vocales comprobaran los apellidos, mete el sobre en la urna y encima con la mala suerte de que con el voto introduce también el carnet de identidad. 
No os hacéis una idea del numerito que se montó: los dos interventores echaban chispas, yo no podía parar de reírme a pesar de las circunstancias (sería la edad) y de repente cundió el pánico porque nadie sabía qué hacer en ese caso. Tuve que llamar a la Junta Electoral de Zona que me dio la solución. Una vez comprobado que el hombre tenía derecho a votar en esa mesa, lo emplazamos a que acudiera para el recuento y se le devolvería el carnet. El resto de la jornada, a las miradas de los interventores tuve que sumar la de aquel hombre que me observaba desde la urna con la cara de pocos amigos que todos solemos tener en el documento de identidad.
Pero el premio gordo estaba aun por llegar y fue ya después de comer cuando el niño de San Ildefonso cantó la cancioncilla.
Vino una señora mayor de esas que a mí me enternecen. Apenas sabía escribir, pero tenía una férrea intención de votar, tal vez en homenaje a los años en los que no pudo hacerlo. El problema es que la señora no traía carnet de identidad. La pobre mujer venía con el único documento que había encontrado en su casa: el carnet del economato, algo que aquí se perdió desde que se impuso Pryca, pero que durante muchos años fue el establecimiento de compras para los trabajadores de las grandes empresas navales de esta tierra.
Pues los dos de antes que ni hablar, que ese carnet no tenía foto y que sin foto allí no votaba nadie. Yo que veía que la pobre señora no tenía pinta de pretender estafar al Estado, me daba mucha pena porque además ella no entendía nada. Pero, ante la amenaza de impugnarme la mesa de los dos caballeros, tuve que explicarle como pude que no podía votar sin la foto.
Como a la media hora, la mujer estaba allí otra vez. Se acercó a la mesa esperando la cola y cuando estuvo a mi lado, abrió una bolsa de plástico y me dijo: mira hija, la única foto que tengo es ésta, acompañando al movimiento de sus palabras con la presentación de una foto enmarcada de 30x30 de ella y su marido con 50 años menos, el día de la boda.
Despues de aquello han sido dos veces más, pero puedo decir que en comparación…pecata minuta.
¿A alguno de vosotros le ha tocado ya?

sábado, 19 de noviembre de 2011

ANIVERSARIO


A raíz de la última entrada, he ido recogiendo ideas de los amigos que se acercan atraídos por el olor del café.
Unos me azuzan con gracia para que les de un poquito de caña a los políticos, otros me pinchan para que les deje alguna anécdota o les cuente cuáles son mis supersticiones o los talismanes con los que me enfrento al mundo…en fin, creo que en definitiva, lo que he sacado del ánimo de todos es que se sienten a gusto cuando pasan por aquí.
Y eso hace que hoy, que es un día especial, encare el famoso folio en blanco del que hablábamos ayer para daros a todos las gracias. Un día como este, hace dos años, escribí por primera vez en el blog.
Fue algo que surgió de la casualidad, en un arranque. En ese tiempo había estado ya coqueteando con la idea mientras participaba en un blog cinéfilo que crearon los compis del trabajo. Y en ese espacio, del que formábamos parte un grupo tan pequeño que lo hacíamos de incógnito para darle chispa al debate, aprendí lo divertido de esta forma de abrir una ventana al mundo que nos ha dejado la tecnología que manejamos.
Así, animada como he explicado muchas veces por el empuje de algunos amigos de Facebook que con aquello del “me gusta” me dijeron: lánzate; me sumergí a pulmón, sin botella y con la timidez justita en esta aventura que todavía hoy dura.
No puedo dejar de reconocer que ha habido momentos en que he dudado si debía o no continuar en ello. Sería absurdo negar que he disfrutado cada entrada (y han sido 152) porque me encanta escribir; y no voy a mentir a estas alturas si os digo lo agradable y edificante que es para el ego, cuando alguien me dedica un mail privado o me dice por la calle que alguna vez ha venido a tomarse el cafelito virtual de mi salón.
Pero esa misma sensación también produce miedo, porque nunca tuve la intención de dar un mitin ni de crear tendencia, y entiendo que como es imposible separar tus orígenes, tu verdad y tus intenciones de la parte que escribe, puede haber gente que se haya sentido atacada, vulnerada o aludida por alguna de mis afirmaciones.
Mis ganas siempre fueron las de crear una tertulia. Mi interés ha sido desde la primera entrada dejar paso a la voz de los demás, aunque entiendo que esto de exponer lo que piensas en voz alta y lanzarte a los pies de los caballos no es algo que sea fácil, por eso necesito agradecer que hayan sido 12.155 las visitas recibidas, y que seáis muchos los que habéis estado por aquí, aunque os hayan representado unos cuantos valientes que ya conocéis, a los que no les importa la frialdad del agua ni la falta de oxígeno cuando se zambullen conmigo.
Anécdotas ha habido varias, frases para no olvidar, también; risas, emociones y sobre todo amabilidad y buen rollo. Me siento muy orgullosa de no haber tenido ningún desencuentro ni ninguna situación desagradable. Me encanta pensar que hay gente que se ha conocido, de la forma que permite Internet, a través de esta extensión de mí y si hay algo que me alegra es cuando pierdo completamente la palabra y se la quedan ellos, llamándose unos a otros por su nick,  haciendo referencia a las opiniones ajenas y llenando la tertulia de vida.
Así que hoy, jornada de reflexión, voy a apagar mis dos velas. Lo voy a hacer con la misma sencillez con la que empecé esto, sin pretensiones de fama ni apuestas de futuro. Estaré aquí mientras queráis, mientras sigan lloviendo comentarios y sumándose las visitas. Cualquier día, si entiendo que la etapa terminó, me retiraré de la misma forma que vine, borrando el me gusta de la página personal de los sentimientos, y atesorando, eso seguro, los momentos vividos y las palabras leídas.
Un beso a todos los que estáis y feliz cumpleaños.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL DON

Hoy no he tenido mucho tiempo para escribir, acabo de sentarme pero es tarde así que sólo se me ha ocurrido hacer un relatito corto, a propósito  de este vacío que se siente cuando tienes el folio delante y no sabes qué hacer con él. Se llama "el don". Os doy el relevo de la imaginación, a ver qué sois capaces de comentar sobre él.
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EL DON


El día que se acabó la tinta del bolígrafo azul fue uno de tantos. No hubo de antemano ninguna señal que le diera una pista de que se avecinaba el desastre. Ni el cielo estaba gris ni los astros se habían conjugado en su contra según decía la vidente. Solamente ocurrió.
Se encontraba en medio de una historia estupenda. Las frases, las perífrasis, los capítulos, todo había ido saliendo con la fluidez mágica de la tinta y su propia curiosidad por conocer el desenlace hizo que se sintiera huérfano, como si colgara de un precipicio todo el decorado que había construido con el ritual de cada página.
Se sentó a la mesa, cerró los ojos apretando los párpados, pero no pasó nada. Cambió varias veces de pluma, probó incluso con los lápices, pero no lo consiguió. El hechizo parecía haberse esfumado, las novelas del futuro habían quedado para siempre en el útero materno de la imaginación desperdiciada. Había perdido su don. 


viernes, 11 de noviembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Hoy, como por fin es viernes, os dejo un nuevo entretenimiento para el fin de semana. En este caso se trata de arte. El pintor, Rob Gonsalves, un canadiense inspirado por Dalí que pertenece al denominado "Realismo Mágico" y que nos deja estos cuadros que podrán gustarte o no, pero que evidentemente no te dejarán indiferente.
 Disfrútenlo y buen fin de semana tengan ustedes.


martes, 8 de noviembre de 2011

EL DEBATE


imagenes para sonico
 ¡Que levante la mano al que le sirvió ayer para algo el debate!
Yo estuve tentada de seguir con la lectura del libro que ahora me entretiene. Pero es una historia de fantasmas tan clásica que se parecía demasiado a lo que ponían en la tele. En mi libro también hay un decorado, unos personajes previsibles y un guión preconcebido de antemano por un autor de éxito. La única diferencia es que de esa historia irreal, no saldrá el argumento que amase la vida de tantos millones de gentes, ni dependerá de él mi futuro cuando termine el capítulo diez.
Pero no me parecía bien irme a leer, fíjate. Siempre me queda ese escozor punzante que me recuerda que la democracia hay que ejercerla porque nos la hemos ganado y me vence, aunque no quiera, la sensación de que no es lógico andar metida en historias de mentirijillas, cuando se debate sobre lo que nos deparará noviembre. Así que cenamos pronto y me senté en el sofá a ver qué tenían que decirme los jerifaltes de la política, los que tienen que tirar del carro de este desastre.
Pronto empecé a ponerme nerviosa. Nada más salir del coche, el análisis de un señor experto en “gestos” que tenían contratado en la cadena sintonizada, hacía un recorrido pormenorizado por las manos cerradas de uno, los tirones de corbata de otro…y ahí ya fue donde yo me aburrí. Antes de empezar, sí, es así de doloroso.
Claro, es que yo me decía: ellos saben perfectamente que este hombre existe, que como él habrá cientos de personas analizando al milímetro su conducta gestual, su vestimenta o el afeitado y por lo tanto, habrá también otros cientos que habrán sido contratados para dar la imagen requerida, para hacer caer al pueblo en el engaño del teatro y en la imaginación locuaz de la literatura. Todo me pareció de repente falso: el decorado cartón piedra, los envites, las insinuaciones…todo me parecía preparado por unos y por otros tan al milímetro que observé que los periodistas que me hacían de intérpretes, sabían de antemano que iba a pasar lo que pasó y que el toma y daca sería lo que fue. Pero ¿dónde quedó la pasión? ¿dónde la garra? Todo fue tan políticamente correcto que empecé a fijarme en  lo que ocurría alrededor de las palabras y a olvidarme de lo que querían transmitir con la perorata.
Claro, con todo tan medido y tanto asesor dando guerra, supongo que el cerebro tiene que intentar escapar de alguna forma. Por muy profesionales que sean, debe ser muy difícil hablar, leer o pensar sin olvidar que uno no puede enarcar las cejas de determinada manera o gesticular con las manos de otra y supongo que eso hace que se produzcan algún tipo de interconexiones en la cabeza mientras se oye de forma intermitente la voz de alguno de los consejeros. El caso es que sin previo aviso, y ante las miradas atentas, los dos candidatos comenzaron a lanzarse tics malintencionados que fueron los culpables de que a estas horas yo siga sin acordarme ni de una palabra de lo que allí se dijo.
Rubalcaba parpadeaba a la velocidad de la luz. Yo intentaba contar las veces que cerraba los ojos pensando en cronometrar la marca pero aquello era imposible y Rajoy, bueno ese hombre que incluso relajado hace gestos, ayer lo bordaba con un ojo que se le iba hacia arriba como a los furby, un muñeco de pelo que se pidió por Reyes mi hija.
Entonces, viendo que el poder hipnotizante de aquellos movimientos oculares no me dejaban oír el discurso y ejercer de demócrata, decidí abrir Twitter a ver qué estaba pasando en la red. Y ahí me perdí.
La gente, con mi mismo aburrimiento pero con muchísima más imaginación, saltó a la red para buscar las cosquillas, hacer comparaciones y exagerar defectos y la verdad es que el resto del debate me lo pasé a risotada limpia, con las ocurrencias que iban dejando en mi ordenador todos los desencantados del mundo, los que como yo pensaban que nada se arreglaría ayer por la noche.
Hoy, con la resaca todavía de política de garrafón me he dado cuenta de que lo de ayer no fue tan importante como a muchos les gusta contar. Lo de anoche fue un trámite más para reconciliar a cada uno con lo que ya tenía pensado votar y para darle una vuelta más al engranaje político que cansa. Sólo me ha quedado claro que no voy a cambiar mi intención de voto y que para debates apasionados, mejor me quedo con los del Sálvame.
Os dejo algunas de las conclusiones a las que llegaron ayer los twitteros porque el humor es fundamental, al menos eso creo, para que el mundo avance. Que me disculpen si no pongo sus nicks pero sólo me quedé con las frases.
“Si Campos Vidal fuera mi madre, aprovecharía para doblar calcetines o pelar judías verdes”.
“¿Por qué hablan tanto de las pensiones si tenemos muy buenos hoteles?”
“Trancas y Barrancas no han dejado hoy hablar a Pablo Motos”
“A ver cuando marca Iniesta y se acaba esto”
Ja,ja,ja…la imaginación al poder.

sábado, 5 de noviembre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Bueno, como es fin de semana, hoy os voy a dejar un entretenimiento "exotérico" de esos que te mandan por correo y que tiene su guasa.
Este año es algo peculiar. Hemos experimentado (todavía falta una) cuatro fechas inusuales: 1-1-11 , 1-11-11 ; 11-1-11;  11-11-11.
Bien, ahora viene lo fuerte: toma los últimos dos dígitos del año en que naciste, ahora súmale la edad que vas a cumplir o has cumplido este año 2011 y el resultado sera 111 para todo el mundo.
Yo, en estos casos, lo que siempre me pregunto no es ¿por qué ocurre? sino ¿y a quien se le ha ocurrido comprobarlo? Ja,ja,ja....

martes, 1 de noviembre de 2011

LA SORPRESA DEL TWITTER


Fíjate que andaba yo el sábado contando cómo había sido mi primera mirada a los ojos del pajarito azul del que tanto se habla, del Twitter este que se ha puesto tan de moda que parece que seas de otra galaxia, cuando reconoces en ciertos círculos tu desconocimiento o tu falta de adicción.
Y fíjate que este fin de semana largo me he llevado una sorpresa inesperada que me ha hecho entender, un poco más, el por qué de las pasiones que levanta.
Resulta que el quid de la cuestión está en que si te haces seguidor de alguien y comentas las frases ingeniosas, el chiste o la reflexión que el personaje escribe, puede ser que tengas la suerte de que en lo que canta un gallo, la persona en cuestión te conteste.
La cosa tiene su aquel, vamos a dejar de dárnosla de culturetas, porque aunque ya no tengamos edad y el que más y el que menos haya dejado atrás la época mitómana, no me negareis que abrir la sesión y ver que alguien a quien admiras, del que has leído un libro o con el que has cantado hasta desgañitarte, te dedica un saludo personal e intransferible, no es algo que como poco te deja tan traspuesto que llamas a tu marido, tu hija o quien pilles cerca para mostrar orgullosa la deferencia que la persona en cuestión ha tenido hacia ti.
Ayer me pasó, aunque no fue con un cantante ni con un representante de la farándula. La sorpresa la protagonizó un señor del que yo no había oído hablar hasta este domingo. Se llama Borja Semper y es diputado y presidente del PP de Guipuzcua.
Hace un par de días,  Ana Pastor de Los desayunos de Televisión Española, recomendaba en la red leer un artículo que este hombre ha escrito en El País. Teniendo como le tengo un enorme respeto a esta profesional, sentí curiosidad por saber de qué iba el tema.
Tengo que reconocer que el artículo consiguió emocionarme. Borja Semper tiene 35 años y a los 21 se enteró de que habían desarticulado a un grupo de criminales etarras a punto de matarlo y que su vida colgó de un hilo tan fino que todavía hoy siente el temblor de la marioneta que mira la mano de la que depende su precipitación al vacío.
El artículo, que os recomiendo, es una lección de democracia y de valentía. Es la confesión de una persona, de un hombre que se sintió mucho tiempo en la palestra del horror más absoluto y que se despoja de la chaqueta de político y de la corbata de pedir los votos para recordar que en este andamio se bamboleaban gente de todos los signos, y que ha sido con el esfuerzo colectivo como se ha logrado esta paz anunciada en la que lógicamente todavía no creemos, pero que parece que pone un poquito de luz al final de la escalera.
Puedo decir, porque esa es la grandeza y la libertad de la democracia que no soy votante del PP y que probablemente nunca lo seré. Pero también afortunadamente, gracias al mismo sistema político, siento un gran respeto por los que juegan con las mismas reglas que yo. Sus palabras me parecieron dignas de quitarse el sombrero y así se lo hice saber mediante Twitter.
Ayer, cuando abrí este nuevo invento que todavía no sé manejar, había en mi muro o como se llame en este caso, un mensaje de Borja Semper que decía: gracias Mamen.
No me he vuelto quinceañera de repente, sé que el hombre lo que ha hecho es contestar educadamente, con una palabra, a los cientos de personas que le habrán hecho llegar su apoyo, pero no voy a negar que me gustó mucho el gesto. En su contestación no decía “vótame”, ni “estamos de campaña”, ni "los míos son los mejores". Me dio la impresión de que decía “agradezco” que entiendas cómo han sido las cosas por mi tierra, “gracias” por ser una más en este juego donde la política se ejerce sin violencia.
Sólo me queda una duda, y siento que alguien se moleste, pero no puedo dejar de preguntarme qué pensará de este hombre un sector del que el Partido Popular no puede o no quiere separarse, una parte enquistada y antigua que este país no se merece y que todavía no se ha dado cuenta de que es hora ya de batirse en retirada, de sacudirse el polvo de la nostalgia y el tiempo de las arengas. 
Os dejo el enlace al artículo de El País y si queréis lo comentamos.

sábado, 29 de octubre de 2011

ENTRETENIMIENTO

En un momento de ocio y por pura curiosidad me he abierto una cuenta de Twitter. A estas horas y después de estar tres días dando vueltas por esa red social, todavía no me entero bien de para qué sirve eso. Pero bueno, tengo que reconocer que así empecé en Facebook y ahora si no entro a diario me siento vacía. El caso es que he encontrado una página, aplicación o trending topic (como llaman los tuiteros) que me ha hecho gracia. Se trata de poner "Eres más inútil que"... y la gente, la mayoría con imaginación y gracia, termina la frase.
He encontrado cosas (y que me perdonen los autores por no citarlos pero ninguno tiene nombre, todos son del tipo @mhhlikeme y otra serie de exabruptos extraños) como "Eres más inútil que":
Un vecino sin el wifi abierto
Una librería en el salón de Belén Esteban
Que tener un título de periodismo en Telecinco
Que la G en Gnomo, la T en Tsunami y el ey en Okey.
Ja, ja, ja...la verdad es que está ocurrente.
Venga, os lanzo el testigo para darle un puntito cómico al fin de semana, sé que es dificilillo pero tenemos que agudizar el ingenio. Hay que continuar la frase. Yo voy a intentarlo con la primera.
ERES MÁS INÚTIL QUE....tener coche en Semana Santa.

jueves, 27 de octubre de 2011

EL MIEDO

Ya está aquí otra vez el dichoso Halloween. 
Tiene tela que esta palabreja que me obliga a recurrir al traductor para asegurarme de que he puesto el número de “e” suficientes, se haya instalado en nuestras vidas de una forma tan bestial que ya sea lo más normal del mundo salir a comprar un disfraz de esos horrorosos o que andemos medio locos buscando caramelitos para contentar a la horda de niños “pesaos” (entre ellos incluyo al mío) que vendrán a darte la murga con esto del truco y trato. 
Mira que yo soy de las que piensa que todo lo que sean fiestas, bienvenidas o bienhalladas, sobre todo si son por los niños. Hay que intentar disfrutar lo que se puede que para disgustos tenemos ya el telediario. Pero es que encima, de verdad que es que no le veo la gracia yo a la fiestecita. 
Creo que nos empeñamos en adoptar fiestas ajenas, metidas con calzador en el calendario propio y andamos de “aquí pallá”, disfrazados de zombis sin saber ni tan siquiera cuál es el truco o en caso de perder si es necesario llegar a algún tipo de trato. 
Oigo decir a algún amigo: ¡nos lo pasamos de miedo!, haciendo el chiste fácil con aquello de lo del susto, y yo pongo cara de que sí, de que lo entiendo de veras, pero sigo sin verle razón a eso de que te lo pases bomba a fuerza de pensar en muertos vivientes, arañas peludas y toda demás palafernaria terrorífica. Debe ser que adoro tanto la vida que no me parece la muerte motivo recurrente para convertirse en la protagonista de una fiesta. 
Hace unos días estuve en la reunión de mis amigas del club de lectura. Sin quererlo hacer aposta, el tono del último libro propuesto andaba un poco por estos temas. El ocupante, de Sara Waters es una historia de casas abandonadas y fantasmas encontrados y a pesar de que la mayoría no lo habíamos leído y nos hemos dado un tiempo de tregua, la conversación fue volviéndose cada vez más lúgubre, a medida que cada una empezó a contar experiencias vividas, historias oídas y miedos repetidos. Vamos, que todavía tengo los pelos como escarpias cuando rememoro la tardecita. 
Hay personas que tienen una sensibilidad especial, decía una de mis amigas…pues mira yo me quedo en vulgar, corriente y moliente…dejadme a mí de sensibilidades especiales y otras zarandajas paranormales que para eso ya está Iker Jiménez pilotando la Nave del Misterio. 
 Ahora, eso sí, lo que yo me pregunto es qué será de la fiesta en cuestión cuando pasen unos años y España, que es mucha tierra ésta, haga del festejo algo suyo y empecemos a añadirle unos cuantos toques castizos. Supongo que como en todo lo demás, las diferencias estribarán en el carácter y la forma de ver la vida que tenemos en cada sitio. En Andalucía no me cabe duda de que será el humor lo que triunfe porque en otra cosa no, pero en reírnos de nosotros y de los demás, en eso partimos la pana. Acabaremos ridiculizando al miedo que en eso del “canguele”, por desgracia, vamos sobraditos de experiencia. De momento, os voy a ir dejando un vídeo de Manu Sánchez que he encontrado en Youtube donde habla del miedo en las películas americanas para ir preparando el futuro. Sé que hace poco ya os dejé algo de este hombre, pero es que de verdad me río con él porque creo que representa la esencia del humor. Y si no, poned atención al monólogo y ya veréis como esto sí que tiene gracia y no el dichoso Halloween.




lunes, 24 de octubre de 2011

MICRORRELATO

Hoy os voy a dejar un microrrelato sobre violencia de género que presenté a un concurso de la Cadena Ser. Había que contar una historia en 100 palabras que comenzara con la frase "No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento" y esto es lo que salió. Como no he ganado, el relato sigue siendo mío así que os lo dejo, a ver que os parece. Algún día tendré que hacer una entradita sobre los concursos de internet, pero hoy es el día de las Bibliotecas y no quiero escribir en contra de la literatura o de los que nos quieren hacer creer que trabajan por y para ella.
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No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento
Lo había preparado todo despacito, con minuciosidad: la tarta sobre la mesa, la vela con mecha nueva y hasta una botella de cava de esas que anuncian celebración y fiesta.
Volvió a mirar hacia la puerta pero no ocurrió nada. Recibió en su cuerpo el gong de cada campanada del reloj y se atusó el pelo en un gesto coqueto.
Un minuto, dos, cinco a lo sumo. Entonces encendió la vela, descorchó la botella y esbozó una tímida sonrisa. No hubo rumores de pisadas ni de llaves con terror anunciado mientras soplaba el aniversario de la soledad. Se sintió libre.


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sábado, 22 de octubre de 2011

HALLELUJAH

Esta mañana, mi cuñado Josema (Dalton) ha tenido un gesto en facebook que me ha encantado. Aprovechando que esta semana hemos asistido al momento histórico del inicio de la paz en el País Vasco y que además se le ha concedido el premio Príncipe de Asturias al eterno Leonard Cohen, ha querido celebrarlo regalándonos una versión del Hallelujah de Cohen que su banda hizo hace unos meses en un concierto en San Fernando.
Os la dejo aquí porque creo que merece la pena compartirla. Os aseguro que el momento en que se encendieron los focos en aquel concierto y los que estábamos allí irrumpimos en un aplauso fue algo mágico.
Aleluya por la paz y por todos los que de alguna manera la han hecho posible aun perdiendo la vida en el intento.
Buen fin de semana.


lunes, 17 de octubre de 2011

UN LUGAR EN LA COCINA


imagenes para blogger
Hubo un tiempo en el que las mujeres ocupaban el lugar que les correspondía en la cocina. Así estaba decidido por sistema o por una costumbre que a fuerza de insistir se entremete entre la piel de las personas y contamina el cerebro con un virus tan letal que si se une a la ignorancia puede ser una enfermedad de las mortales para el alma.
En ese tiempo que ahora nos parece lejanísimo y que en cambio todavía coletea, ser del género femenino conllevaba en su esencia el papel de esposa y madre y el segundo plano respetable de quien no podía osar hacer sombra, ni aun mereciéndolo, al señor de cada casa.
Para muchas la vida transcurrió de forma plácida, tampoco hay que hacer de las cosas un gran drama, porque no sabes lo que te pierdes de lo que nunca has tenido e incluso para más de una y más de dos resultaba un privilegio presentarse a los demás como señora de…anulándose a ella misma el apellido y olvidando que hubo una vez que fue otra persona, cuando todavía lucía junto a su nombre el vínculo que le unía a la familia en que nació y a la madre que la enseñó a ser señora.
Fueron tiempos en los que no se pensaba en trabajar fuera de casa y si por casualidad o circunstancia, alguna había hecho sus pinitos como secretaria, costurera o florista a la sombra de un respetado señor que hacía de jefe, era tiempo de dejarlo en el momento mismo en que se daba el salto al matrimonio, que no era de mujer decente salir de casa sin el brazo del marido.
Qué diferente es ahora la vida y qué dura también. Resulta que nos han dicho por activa y por pasiva que todo eso se acabó. Nos han ido moldeando con el ritmo de los tiempos y hemos contado a nuestras hijas que ya no son la sombra de nadie, que pueden y deben salir a comerse el mundo y que no hay o no debe haber diferencias entre un hombre y una mujer.
Pero de repente llega la crisis, la economía mundial se hunde y la cultura, como los derechos sociales y la independencia femenina dan un salto atrás. Ayer mismo leía en un medio de comunicación las cifras desoladoras del paro, cuantificando la situación en hombres “cabeza de familia” con mujeres y niños “dependientes”. Como si fuera fácil aceptar esa palabra y como si resultara cómodo para nosotras renunciar al esfuerzo tonificante de levantarte cada mañana con un deber que cumplir, remunerado y diferente al gesto rutinario y cansino de planchar la ropa. 
Y es que no hay trabajo que no sea digno cuando se hace para sentir que eres útil, pero es evidente que no hay nada más ingrato que pasarte los días y los años esperando con la casa limpia y la comida puesta a que sean los que vienen los que te cuenten como anda la guerra ahí fuera.
No quiero parecer una feminista exarcebada porque nunca me han gustado los extremos, pero es lícito luchar por lo que es justo. He llegado a oír que hay muchas mujeres que están muy cómodas en el paro, a las que les encanta ir al cole a dejar a los niños y echar unos ratos de risas y café. Pero por ahora sigo siendo una de ellas y quiero decirle muy clarito al que lo piense que ha debido de perderse entre las ramas y que el bosque de prejuicios en el que está no debe de dejarle ver el claro.
Hay veces, es verdad,  que no se puede luchar contra molinos y puede que te pases una vida esperando una oportunidad que nunca llega, pero lo que es cierto es que puedo dar fe de que a  todo el mundo le gusta mirarse sin pudor en el espejo y tener la sensación de que no gastó su vida en el intento.
 Feminista, además de demagoga…vaya tela…

martes, 11 de octubre de 2011

EL DÍA DE LA HISPANIDAD


Cuando me quedo alguna noche a ver los debates políticos de televisión, siempre me llama la atención algo que ocurre muy a menudo, algo que creo que forma parte ya de ese protocolo mediático necesario para que la gente crea que lo que está viendo es contundentemente serio. Cada vez que alguno de los contertulios va por el camino de la sensatez, cada vez que uno de ellos argumenta una cuestión con la frescura y la sencillez con la que lo haría alguien mundano, siempre hay otro que normalmente ocupa el lugar diametralmente opuesto de la mesa que le espeta de forma elocuente y altanera que eso que está diciendo es demagogia.
Aun a riesgo de ser tildada como ellos, y suponiendo que la mayoría ni siquiera sabe muy bien lo que significa la palabra, tengo que decir que yo debo ser muy, pero que muy demagógica en mis creencias y en mis actitudes. Lo noto en que casi siempre estoy menos de acuerdo con cualquiera de esos lumbreras que con lo que piensa el carnicero de la plaza, el maestro de mi niño o mi amiga de la infancia.
Y es que mi madre, que como ella dice sobrevive sabiendo las cuatro reglas y por dónde pasan los ríos de España, me enseñó que la economía no es más que sentido común y que por mucho que nos perdamos en conceptos de inflación, devaluación y otras palabras extrañas, en una casa no se compran cigalas mientras no haya zapatos para todo el mundo y de tapeo no se sale, si no tenemos en la despensa un buen remanente de lentejas.
Mañana, día de no sé qué y desfile por todo lo alto. Digo de no sé qué y pienso que mucha gente se pondrá en mi contra, razonando que este es el día de España por aquello del sentimiento patrio. Pero siento decir que si nunca me gustó la fecha, menos aun me parece ahora de recibo que estando como está el patio, andemos gastando carburante y pagando dietas en desfiles para honor y gloria de una conmemoración que a mí siempre me ha dado un poquito de reparo.
El día de la Hispanidad que nosotros celebramos resultó ser el principio del fin de una era para una parte del mundo. Y aunque España es mi país y siento que me da escalofríos cuando resuena el himno, no es precisamente esa parte de la historia la que me llena de orgullo. Es evidente que los tiempos eran otros y que el concepto de la solidaridad, de la cultura e incluso del respeto por la vida de los seres humanos, no estaba todavía maduro en la conciencia colectiva. Decía un profesor de Medieval que yo tuve que el amor por los hijos fue un sentimiento burgués en el sentido cronológico del término, algo que nació mucho tiempo después de que Colón desembarcara en la otra parte del charco.
Si a esta “grima” que me da el día, le unimos la sensación de estar tirando la casa por la ventana, qué queréis que os diga, me hace pensar sin dudarlo que a más de una madre se le olvidó, hace unos años, decirle a su churumbel que no había dinero para el spectrum, que era necesario renovar los abrigos antes de gastarlo en maquinitas de juego.
A mí no me hacen falta desfiles para saber la labor que las Fuerzas de Seguridad del Estado hacen por España. Lo vemos a menudo en situaciones de incendios, en momentos en los que son imprescindibles la solidaridad, y ni siquiera lo sospechamos cuando actúan con la discreción y el celo que conlleva su trabajo. Creo que hay una enorme lucha diaria de muchísimas personas que en algunos casos arriesgan su vida para el bienestar de los demás. Desde aquí les agradezco a todos que su valentía sea el punto de apoyo y el motor para que en este país vivamos tranquilos. Mis condolencias más sinceras a las familias que han perdido un hijo, un padre, un marido, en fraternidad con una guerra que no es la suya ni la nuestra. Pero no me hacen falta desfiles para que los gerifaltes de los despachos luzcan sus galas, ni siento curiosidad alguna por saber el color del vestido que esta vez lucirá Doña Leticia. No sé cuanto vale lo que van a gastar mañana en combustible toda la fila de tanques, pero sinceramente preferiría que con ese dinero se les proporcionara más seguridad a esos hombres en sus labores diarias, se contratara algún médico de apoyo para mi Centro de Salud o un maestro nuevo para algún colegio que todavía espera que le cubran la vacante.
Qué vamos a hacerle, así soy de demagógica.

sábado, 8 de octubre de 2011

ENTRETENIMIENTO

Os dejo un entretenimiento para el fin de semana.
¿Nunca habéis jugado a poner el inicio de una frase en Google y que el buscador  autocomplete la frase? Jo, salen algunas búsquedas alucinante que han ido haciendo la gente. Hoy he puesto "creo que"...y hay un tío de dice que "cree que es dios", otra que le cuenta a google que su novio no la quiere y en la última pantalla, a la respuesta de "tengo que ir", alguien va a hablar con un hombre sobre un caballo. Vaya tela como está la peña...ja, ja, ja





miércoles, 5 de octubre de 2011

BOB ESPONJA, DORA LA EXPLORADORA Y ALGUNA FANTASÍA MÁS


Últimamente, la verdad es que prefiero no ver los telediarios.  Sí, así de cateta me siento, porque como dice el dicho y perdonen ustedes la redundancia, castiguitos los que Dios me mande, pero buscármelos yo adrede, eso sería masoquismo.
Es que hay que ver como están las noticias: sube el paro más allá de las nubes, la economía no remonta a nivel mundial, los propios ministros del gobierno no se ponen de acuerdo ni haciendo una quedada sobre las cifras del desastre ni las estadísticas de la desesperación. Y por supuesto, sobrevolando a duras penas por el centro mismo de la tormenta y el drama, el sufrimiento de tantas familias que no saben si tienen presente y a las que no les queda dolor para conjeturar el futuro.
Lo que no podía yo imaginar es que esta crisis maldita afectara también por igual a seres de otros mundos a los que creía que salvaba la imaginación y la tierna credulidad de la infancia de vivir momentos amargos. Así que ayer, cuando me asomé tímidamente a la prensa con ese gesto aprendido de cuando veíamos películas de miedo, ese quiero ver pero poquito, lo justo para poder dormir esta noche, me quedé literalmente alelada, pegada a la tinta virtual de las palabras enunciadas con la expresión boba de quien pensaba que ya nada podría sorprenderla.
En pleno centro de Madrid, vamos en Sol para ser más exactos, se produjo un altercado el pasado fin de semana que no tiene nada que ver con cualquiera de los sucesos contados en el lenguaje aterrador del El Caso, en la verborrea pseudo científica de Iker Jiménez o la cadencia  mágica de las leyendas: Bob Esponja protege a Dora la Exploradora de recibir una paliza de Minnie. Toma del frasco, Carrasco… (perdón tengo que aclarar que esto lo proferí yo, nada que ver con el estilo periodístico y correcto del profesional que hacía la crónica). Pero es que, tiene telita el titular. 
Bueno, os lo cuento: parece ser que en estos tiempos que corremos, y partiendo de la premisa de que cualquier trabajo es digno, los personajes de dibujos animados más queridos por la gente menuda, han tomado al asalto las calles de cualquier ciudad. Con un traje de alquiler y un calor de muerte, la gente sale a buscarse la vida, haciendo por una propina las delicias de los pequeñajos que se sienten reyes coronados, cuando Dora la Exploradora, Winnie de Poo o alguno de esos personajes a los que, si acaso, han admirado antes en días de parques temáticos o tardes de cabalgatas, vienen ahora y sin previo aviso, a pedirles que posen con ellos para una foto mágica que papá guardará en el móvil o para un autógrafo auténtico, de esos de superhéroes, por los que mamá pagará, un poco disimulada para no herir la fantasía, un módico precio.
Pero fíjate que hasta en esto de los héroes de papel es el mercado el que manda y que está visto que cuando es el hambre el que aprieta, no hay protección mágica ni inocencia que valga. Así que la buena de Minnie, la de las largas pestañas y el lazo en la frente, sufrió un ataque de rabia al ver a la colega del mono, paseando por su territorio la mochila. Sujetó los pies a los tacones, se agarró el vestidito corto y propinó una tunda de palos a la del peinado a lo Marcelino que la estaba dejando tibia. Menos mal que como siempre los héroes que a mí más me gustan, esos a los que la naturaleza no confirió con belleza pero sí con corazón, están siempre al quite para luchar con molinos y allí aparecieron de un salto el bueno de Bob Esponja y el escudero Patricio para mediar en la lidia y terminar bien el cuento. Eso sí que sería un espectáculo y no el de José Luis Moreno con Monchito y Rockefeller: Dora “tirá” por los suelos, el mono aguantando la mochila, Patricio con el bañador bajado….qué bueno, qué grandes momentos de cine. 
Todavía lo ando rumiando y me río. Me imagino la escena y no tengo más remedio que rendirme ante lo festivo aunque en el fondo todo esté teñido de una verdad muy triste. 
Y digo yo por quitarle hierro al asunto…si estos están así… ¿cómo les habrá ido a los tres cerditos que se dedicaban a los negocios inmobiliarios?

sábado, 1 de octubre de 2011

BUEN FIN DE SEMANA

Espero que paséis un buen de semana y que en ningún momento os sintáis aburridos, pero por si acaso os dejo aquí el monólogo de Manu sobre el aburrimiento.
Se lo dedico especialmente y con todo mi cariño a Artur Mas que seguramente no lo entenderá. El se  lo pierde.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL NUEVO FACEBOOK


imagenes para blogger
Qué lío de facebook, por Dios.
Mira que yo siempre he dicho que me gusta pertenecer a esa red. En primer lugar porque veo, a diario y a veces en directo, qué va siendo de las vidas cotidianas de gente a la que tengo muy cerca y como no, esto es hasta más llamativo, de otros a los que tengo lejos o de los que el destino se había encargado de separarme por aquello de las circunstancias y el devenir.
Pero últimamente esto se ha convertido en un rollazo. Con la historia de los cambios que han querido darle los padres del invento, ahora ya no sé si veo lo mismo que antes, si mis amigos siguen conmigo o se han quedado flotando en el ciberespacio virtual de Internet o tal vez si mi alma ha quedado expuesta y abierta a los comentarios del mundo, cosa que no me hace mucha gracia a pesar de que, como mucho, sólo acertarán a cotillear de mí el aspecto casual o elegante que he decidido ponerle a mi “sim”.
Cada vez que entro hay una historia diferente y se ha abierto una nueva alarma social: ponte sobre mi nombre, abre no sé qué ventana y táchame en el apartado donde dice “no te voy a cotillear más”.  No hagas caso de un colega que se llama Pepito Pérez y que en realidad es un virus que te formatea el ordenador. Haz una lista con los mejores y deja fuera, si puedes, a la petarda que no hace más que mandarte galletitas de la fortuna y que, por cierto, nunca acierta con la premonición de lo que el futuro te va a deparar….por favor qué estrés…Incluso he visto en el muro del amigo de una amiga una alarma que me tiene preocupada: al parecer si no entras en Cuenta /Configuración de Privacidad/Invasión Doméstica/Pantoja/Copla y quitas las comillas a "Marinero", puedes encontrarte con la papeleta de que se te cuele en casa la susodicha a cantarte aquello del alma que se le enamora a ella cuando lo mira. Que desde luego si al que miraba es a Julián Muñoz, a mí ya me da la noche, seguro
A ver si alguien le dice de una vez por todas al Mark Zuckerberg ese que se esté quietecito con las manitas, hombre, que estoy más atacá que un aspirante a Notario.
Con lo fácil que era antes, que tú nada más entrabas y ya sabías con una miradita quien te había dado un punto de oro para jugar al mahjong, a quien le hacía falta una estrella para explotar las bolitas, qué conocido había publicado su última foto en la playa y cuándo es el cumpleaños de esa amiga de tu amigo con la que crees que tiene  tema.
Pero hija mía, desde hace unos días esto es una revolución. Claro que bien pensado qué se puede esperar de un invento que ha sido ideado por un tío que como propósito para el 2011 se propuso comer sólo lo que él matara, solicitando una licencia de caza para dar muerte, el mismo que viste y calza, al bisonte del que iba a filetear las consabidas hamburguesas. Come lechuga, chiquillo, o jamón de pata negra y déjate ya de complicarnos la vida.
Ahora, eso sí, ahí seguimos todos. Un lío de muerte, dale aquí, tacha allá pero los mismos jugando al cityville, subiendo vídeos de niños y compartiendo musiquita. Parece que nos ha enganchado el tío del bisonte.
Supongo que al fin y al cabo todos tenemos derecho al ocio y es verdad que esta forma de compartir los ratitos tiene un no sé qué que atrae.
Yo, por si acaso, estoy siguiendo todas las recomendaciones que me dan incluida la de la Pantoja. El fin de todo esto es no perder el contacto con la gente a la que aprecio, formar parte de un grupo y pasar todos los días un buen rato.
Ay, si no fuera por estos ratitos y los de cobrar…

jueves, 22 de septiembre de 2011

VOLANDO VOY


Qué poco me gusta viajar en avión.
Sé que esto que acabo de decir no queda nada moderno, e incluso siento ya, detrás del cogote, la sonrisa ladeada de algún glamuroso conocido . Pero que quieres que te diga, por muy cosmopolita que una quiera ser, a mí ese momentito fatídico en que los motores se revolucionan y el estómago aprovecha el ascensor para saludar a la garganta, ese ratito las paso canutas. Además, vamos a ser sinceros, rápido será el viaje, pero rollazo…eso lo es un rato.
 A mí me gusta mucho el AVE. Eso sí que está bien: llegas a la estación con el tiempo justito, enseñas tu billete y ¡ala! a sentarte en un silloncito cómodo, ver una película gratis o relajarte con musiquita, mientras ves pasar de cerca vaquitas pintadas con manchas, tractores recogiendo heno…una delicia, no me digáis que no.
Pero el avión…eso no está “pagao”. Vamos, que deberían ser ellos  los que sufragaran con creces el martirio que nos hacen vivir.
En primer lugar al aeropuerto tú no puedes llegar a tu hora. No, ni hablar. Si tienes billete para las once, que dices tú: anda, para no levantar temprano a los niños…je, je, de eso ni “mijita”, tienes que estar allí como muy tarde a las nueve por si algo falla, que fallará o si hubiera que facturar equipaje. Eso ya es un sofocón porque claro, desde que la facturación es pagando, ahora todo el mundo quiere llevar una maleta pequeña llamada “equipaje de mano”, ¿de mano? Cualquiera la lleva en la mano. Si, esa que llenamos a reventar porque con eso del “total para cuatro días”, creemos que todo nos cabe en el hueco de un neceser y al final acabamos acarreando el gel en tarros pequeños, el secador de cabello y hasta una mini plancha si es que vamos a una boda o a un evento de postín.
Así que mientras la azafata, esa del rabillo pintado, nos hace poner la maleta en un hueco que nos parece enano,  tú vas cruzando los dedos y haces cuenta de qué te saldría mejor, si pagar el coste del porte o dejar allí en la papelera, algunos de los cachivaches que embutiste a presión.
Bueno, y eso ya es delante de la puerta de embarque, que no se me olvida que antes he tenido que pasar un control que todavía me tiene atareada con la hebilla del cinturón. Anda que si me echo a la cara al “gili” que le dio por pasar un objeto metálico en el tacón del zapato de esparto, le doy en las espinillas, ya sea terrorista o fakir del circo del sol, que llevo un cuarto de hora volviendo a anudar la cinta que se amarra a la pantorrilla.
Si encima vuelas como yo en un vuelecito de saldo, eso ya es la locura. Todo el mundo en su autobús, entrando por la puerta grande y Ryanair al final del pasillo, bajando al trote por una escalera y recorriendo medio aeropuerto tirando de la mano del niño.
Y ahora viene lo peor. Si ya yo llevaba el pellizco porque ese miedo lo reconozco innato, ahora me enseñan de cerca ese tubo con alas que tengo que creerme que vuela y me sientan en un sillón, con un cartel delante de la nariz que me va recordando, por si se me olvidara u olvidase, que el trasto puede pegar el “pellejazo” desde siete mil pies de altura y que para eso tienen ellos unas mascarillas que bajan del techo, atinando a darle a no sé qué botón, por si acaso tengo ganas de pegarme un chute de oxígeno puro, mientras caigo en picado a la altura de Albacete.
Lo mejor de todo es cuando de pronto, la azafata-chica para todo se acerca al micrófono y te ofrece jugar al rasca y gana, que ahí es donde yo me quedo ausente, incrédula ante el momentazo. Aquella pobre chiquilla, vestida de un verde y amarillo que no le sienta nada bien, se convierte en crupier de un bingo flotando sobre las nubes. Puedo juraros a todos que allí no le compró nadie, a pesar de que ella nos contó, y eso en varios idiomas, que la causa era inconmensurable, que hacíamos  una buena obra para los niños de Irlanda. ¿De Irlanda, chiquilla? ¿Tiene que ser de Irlanda con lo que tengo yo en mi tierra?
Bueno que lo dicho, que entiendo al pobre del Papa cuando besa el suelo al llegar y que yo, desde luego, por eso del corte, pero vamos que si no al suelo al piloto, un piquito le hubiera dado más de una vez.

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