El puente de Diciembre siempre ha sido para mí el pistoletazo de salida, la prueba definitiva de que la Navidad vuelve de nuevo a cada casa para cambiarnos, al menos por unos instantes, la vida.
Yo siempre he pensado que en parte la Navidad es una época cruel. Es el momento de recordar que nos falta alguien, que el dinero no nos llega o que hace un año todo empezó y acabó igual. Pero tiene a la vez ese poder de convocatoria que une a las familias alrededor de una mesa y que te deja para siempre su impronta.
Reconozco que en mi familia hay una tradición que desde hace varios años me hace encarar con una sonrisa la fiesta. Cuando llega el puente, aprovechamos para reunirnos en la casa acogedora de "los hermanos Dalton" y grabar un villancico en su estudio de grabación. La cosa tiene su miga. Primero, decidir el villancico. Está la tendencia del flamenqueo, encabezada por mi madre, que todos los años quiere cantar "las fuentes del color de tu carita morena". Las nuevas generaciones, mi hija, quiere que sea en inglés, a ser posible de los Jonas Brothers. Mi padre dice que en inglés ni hablar, que esos han sido siempre unos piratas. Este año, lo hemos tenido más fácil, los hermanos Dalton acaban de sacar un nuevo disco y hemos usado "Frecuencias",una de sus melodías a la que aquí la menda lerenda le ha cambiado, por la cara, la letra.
De los pequeños qué os voy a contar, las edades oscilan entre ocho y dos años y claro, hay que coger el momento. Cuando uno de los mellizos quiere cantar, el otro está en pleno proceso de cambio de pañales. Cuando la rubita se decide, el primo acaba de quitarle el auricular de un tirón y todo son llantos. Mientras tanto mi hermana, la anfitriona, va repartiendo chupitos.
Este año hemos grabado dos versiones: una infantil que sólo por la felicitación final de las estrellas que todavía no saben decir Navidad ya no tiene precio y otra versión, completamente censurada y escondida en un oscuro cajón, que hemos "interpretado" los mayores. Por las voces, creo que esta vez nos hemos pasado de chupitos.
En fin, al final nos reimos un rato mientras el verdadero artista del grupo, la persona con más paciencia que conozco, va recogiendo micrófonos con sabor a chocolate y baquetas con olor a ron. Quien sabe...¿no va a Eurovisión Karmele Marchante?
Bueno, ahora contadme vosotros ¿qué haceis en Navidad?